Editorial

Apertura nuclear

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La enmienda introducida en la tramitación de la Ley de Economía Sostenible por el Senado para permitir que las centrales nucleares puedan prolongar su actividad más allá de los 40 años condiciona el futuro de las instalaciones actuales a la seguridad que ofrezcan y a la demanda de energía. Pero el acuerdo alcanzado entre PSOE, PP, CiU y PNV quedaría corto si dichas formaciones y el propio Gobierno no extendieran la flexibilización en materia nuclear a la eventual construcción de nuevas centrales. Los avances tecnológicos van aminorando la inquietud que la producción de energía nuclear suscitaba en cuanto a su impacto medioambiental y a la eventualidad de accidentes que afecten gravemente a la población circundante. Además, las incertidumbre que plantea el horizonte energético no permiten que ni España ni Europa prescindan de tal opción a al hora de aspirar a la suficiencia en el suministro de energía. No basta con flexibilizar la fecha de caducidad de las centrales existentes. Sería necesario que el consenso político mostrado en el Senado se convirtiera en un compromiso de más largo alcance que contemple, sin tabúes, la posible instalación de nuevas centrales nucleares para paliar nuestra dependencia energética.