CANCELA

No hay en la cancela línea que sucumba a la monotonía y la costumbre. Todo es novedad, naturaleza, fantasía: el paño central, encaje de flores elementales que evocan prados medievales con damas y unicornios; los zócalos de las franjas superior e inferior, que nos introducen en un jardín de música y nenúfares; las franjas laterales, con compartimentos en que las gracias curvilíneas del universo vegetal alcanzan bohemias simetrías; y el tímpano, en el que, rodeados de sinuosidades submarinas, nos contemplan dos fantásticos ojos capaces de rescatar de nuestro subconsciente desde algún orden del reino de los insectos hasta la explosión de glamour de la feminidad coronada.

Es un deleite asistir a la estética de otros momentos del devenir humano, constatar que la belleza no se agota en el gusto presente. El pasado nos enriquece con la elegancia del togado romano, la gracia del claustro románico, la armonía del arco serliano... Hoy el paseante, gracias al cuidado de los vecinos de la casa 14 de la calle del Beato Diego, y a pesar de la irrupción del cableado eléctrico, ha sido testigo de la explosión de naturaleza, fronda y feminidad a la que se entregó la humanidad hacia los albores del siglo XX. Séales dado gozarla a las generaciones venideras.