¿Por qué la entrevista con Durao Barroso?

El viaje del presidente, sin embargo, no ha sido en balde. Las cosas en Bruselas funcionan así. Hay que dejarse ver, presionar, caer en gracia, hacerse oír para que a uno se le tenga en cuenta. Y cuanto antes mejor. Griñán ha logrado hacerse oír. El éxito de la delegación diplomática se mide por los contactos, y estos han sido importantes. La entrevista con el español Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión, y con el comisario de Política Regional, Johannes Hahn, eran fáciles de conseguir. Hahn también recibió a Núñez Feijoo.

Pero lo difícil era lograr un encuentro con Durao Barroso, que sólo se entrevista con jefes de gobierno de los estados, no con los autonómicos. Andalucía lo había pedido varias veces y se le había negado, pero he aquí que Javier Arenas, aprovechando una visita al grupo de eurodiputados del PP en octubre, logra una foto con Durao Barroso. Aquella foto suscitó quejas del Gobierno andaluz. Bruselas se apresuró a aclarar que se trataba de un contacto privado, no de una visita oficial, pero semanas después el gabinete de Barroso accedió a concertar un encuentro oficial con Griñán en su despacho. Hablaron en español, idioma que Barroso domina. Lo cierto es que la foto con Barroso, que mosqueó a los presidentes autonómicos del PP, ha permitido a Andalucía una gran difusión de sus reivindicaciones, un despegue exitoso en la pugna por los futuros fondos. Sólo hace falta que el aterrizaje también lo sea.