Opinion

Cronicón Berlusconi

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Con la desenvuelta impavidez que le ha hecho célebre, Silvio Berlusconi, afirmó ayer en el Consejo de Ministros que «el Vaticano no se refería a él» cuando el secretario de Estado, cardenal Bertone, pidió el jueves a quienes tienen responsabilidad política, judicial o administrativa «una fuerte moralidad y legalidad». Los medios italianos, con la sola excepción de los que son propiedad del primer ministro italiano, entendieron que la alusión era meridiana. Incluso se puede advertir una referencia a Berlusconi en las palabras del presidente de la República, el muy respetado Giorgio Napolitano, en el sentido de que es hora de terminar con los dramas mediáticos, en alusión a las coloristas y crudas crónicas con las que la prensa cubre el procedimiento de la Fiscalía de Milán contra el primer ministro por presunta inducción a la prostitución de menores. El 'caso Ruby', incluso si Berlusconi puede sortearlo técnicamente, parece un disparo definitivamente letal para la carrera de un hombre cuya larga y agitada carrera solo se explica por las peculiaridades de la vida política italiana.