Polonia rompe sus viejos tabúes

Polonia está dando grandes pasos a favor de la modernización social y la diversidad, a pesar de la resistencia de los sectores más conservadores del país, que tienen sólidos apoyos en grupos políticos como el opositor partido Ley y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczynski. La xenofobia, la homofobia y la intolerancia social, que tan mala imagen de Polonia dieron en Europa durante el gobierno tripartito de Kaczynski, han perdido terreno estos días, después de que se supiera que el primer diputado de origen africano entra en el Parlamento y que ha sido elegido, por primera vez en la historia democrática del país, un concejal gay y negro en el Ayuntamiento de Varsovia, en las elecciones municipales y regionales del pasado 5 de diciembre.

El parlamentario se llama John Abraham Godson y nació en Nigeria. Misionero y pastor protestante en un país donde el 95% de la población se declara católico, consiguió la nacionalidad polaca hace 10 años, y es miembro de Plataforma Cívica (PO), el partido liberal que gobierna Polonia en coalición con los centristas del PSL. Casado con una agrónoma polaca y padre de cuatro niños, Godson es doctor en Gestión de Recursos Humanos y presidente del Instituto Africano de Polonia.

Era concejal en el Ayuntamiento de Lódz, la segunda ciudad polaca, pero tras las elecciones municipales y regionales, de común acuerdo con su partido, decidió abandonar su puesto para sustituir en el Parlamento a la diputada Hanna Zdanowska, que se integrará en el gobierno local de la citada urbe. «Pienso seguir trabajando para Polonia, porque es mi país de adopción, y haré todo lo posible para llevar a cabo un trabajo decente en el Parlamento», dijo Godson.

Precedente esloveno

El primer país europeo poscomunista que situó a un ciudadano negro en la vida política fue Eslovenia el pasado mes de octubre, cuando fue elegido concejal socialdemócrata en la ciudad adriática de Pirán el médico Peter Bossman, originario de Ghana. Algunos sectores de la derecha radical polaca, además de ultraconservadores, son también abiertamente racistas y afirman que los pocos extranjeros que viven y trabajan en Polonia, menos del 2% de la población, «invaden el país e imponen su cultura» a la población.

Tanto es así que cuando Barack Obama llegó a la Casa Blanca, un diputado del PiS calificó al primer presidente negro de Estados Unidos de «anticristo», y consideró que los electores americanos habían elegido a un «mesías negro de la nueva izquierda» y «entregado la dirección del país más grande del mundo al amigo de un terrorista izquierdista». Las declaraciones de este diputado provocaron tal escándalo que el propio Jaroslaw Kaczynski tuvo que condenarlas públicamente.

En Varsovia, Krystian Legierski, un empresario negro, abogado y militante gay, fue elegido concejal para el Ayuntamiento por la candidatura conjunta de la Alianza de la Izquierda Democrática (SLD, en sus siglas en polaco), la tercera fuerza política del país, y los Verdes. En 2003, Legierski fue coautor, junto a la senadora Maria Szyszkowska, de un proyecto de ley de uniones civiles que fue aprobado por la Cámara Alta polaca, pero no pudo ser puesto en práctica debido al triunfo de la derecha radical en las legislativas de 2005.

En declaraciones a los medios polacos, Legierski explicó que ha sufrido en sus carnes tanto el racismo como la homofobia, y se mostró «contento de ser el primer candidato abiertamente gay en ser elegido para un cargo público en Polonia». Para la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Varsovia Anna Sroka, «Polonia está cambiando rápidamente. Aunque el peso de la derecha conservadora sigue siendo importante, se abren paso ideas más liberales y tolerantes, tanto en materia política y social, sobre todo en las clases medias urbanas y los jóvenes».