Sociedad

«No me convertiré en una estatua»

El Nobel Vargas Llosa, ansioso por recuperar su rutina tras la ceremonia de entrega del próximo viernes

ESTOCOLMO. Actualizado: Guardar
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Mario Vargas Llosa expresó ayer en Estocolmo su ambivalencia ante la publicación de documentos por WikiLeaks. Estima el último premio Nobel de Literatura que, aunque la filtración favorece «la transparencia», resulta «peligrosa», porque «fragiliza la esencia de la democracia». Lo aseguró un narrador que no piensa dejarse «enterrar por el premio Nobel», y que espera ansiosamente que pase 10 de diciembre, de modo que tras la ceremonia de entrega que se celebra ese día, se calme un poco el frenesí desatado tras la concesión del máximo galardón de la literatura universal.

«Estoy muy contento con el premio, pero de ninguna manera me va a convertir en una estatua. Voy a seguir siendo un escritor vivo, lleno de anhelos», dijo el escritor recién llegado al a capital sueca. «El Nobel ha transformado la vida a la que estaba acostumbrado, de disciplina y trabajo» desatcó Vargas Llosa nacido en Arequipa en 1936, y cuya última novela, 'El sueño del celta», publicada en noviembre por Alfaguara, figura ya en la lista de los libros más vendidos en toda América Latina.

«Me parece formidable la transparencia, que todo salga a la luz. Eso nos defiende contra las intrigas, las maniobras, que están siempre vinculadas a la vida política y sobre todo al poder», declaró el escritor peruano-español a preguntas sobre la filtración de cables diplomáticos estadounidenses por WikiLeaks.

Pero «por otra parte, si todo sale a la luz, si desaparece toda forma de confidencialidad, de privacidad, no veo cómo podría funcionar un Estado», observó Vargas Llosa en una conferencia de prensa en la que el escritor reafirmó sus ideales «liberales» y se declaró opuesto a «cualquier forma de autoritarismo».

El escritor galardonado con el Nobel de Literatura «por una obra en la que retrata las estructuras del poder», recalcó que las filtraciones de WikiLeaks son peligrosas, porque fragilizan a los Estados. «Con filtraciones como ésas -dijo- los Estados serían de una fragilidad tal que las instituciones una tras otra se desprestigiarían y la esencia misma de la democracia se vería en peligro».

«Por eso mi opinión es contradictoria», explicó el escritor de 74 años, que iniciaba el lunes a un apretado programa de actos que culminará el viernes, cuando recibirá el Premio Nobel de Literatura de manos del rey Carlos Gustavo de Suecia.

El escritor peruano subrayó además que era «paradójico» que sean justamente los Estados más democráticos los que resultan los «más vulnerables a ese tipo de exposición nudista de todas sus interioridades».