Tiger Woods, junto a Steve Stricker en la pasada Ryder Cup. :: REUTERS
LA PRÓRROGA

Del golf natural al golf guiado

El talento cede el paso al gimnasio en jugadores que ya son auténticos atletas

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Tiger Woods es el paradigma del golfista moderno. Cuando hizo su debut en el golf profesional en el Circuito americano, el 25 de julio de 1996, en el Greater Milwaukee Open, no sólo estaba llamado a revolucionar este deporte a nivel de récords numéricos y conseguir extraordinarias victorias, sino que cambió el cuerpo y la mente de toda una generación de jugadores que querían imitarle y lograr su fortaleza física y mental. El viejo modelo de golfista despreocupado y 'bon vivant' como Walter Hagen, o el más reciente de John Daly, el modelo intuitivo de Arnold Palmer o el genio de Severiano Ballesteros y su golf natural han dado paso a la generación 'Game Boy': golfistas altos, espigados, musculosos, flexibles. Puros atletas acompañados de una cohorte de psicólogos, sofrólogos, fisioterapeutas, entrenadores personales, etc. El golf natural dio paso al golf guiado del siglo XXI.

«Mi madre siempre dice que uno no puede engañar a la madre naturaleza. Sin embargo, con el régimen de acondicionamiento físico correcto y la tecnología moderna, podrás engañarla un poco más de lo que se acostumbraba. Solamente hay que ver los ganadores de más de 40 años en el Tour este año», apunta Tiger Woods. Y entre esos ejemplos tenernos al malagueño Miguel Ángel Jiménez, ganador de tres torneos en el Circuito europeo esta temporada (el único triple campeón en el Tour) y una de las estrellas de la reciente Ryder Cup conquistada en Gales por Europa. A sus 46 años, Jiménez sigue dando guerra, y el secreto está en que a sus habilidades naturales en el manejo de la bola ha añadido un duro trabajo en el gimnasio para lograr mayor flexibilidad y fortaleza física para aguantar hasta 33 semanas fuera de casa, compitiendo sin descanso. Otro ejemplo que sorprendió a muchos fue la reñida segunda plaza que logró el sexagenario Tom Watson en el Open Británico de 2009. Y es que cuando el golf natural se combina con el gimnasio el resultado puede ser asombroso.

«El profesional está viendo cada día que la alta competición es más dura y exigente, y con un alto nivel de jugadores jóvenes que vienen con muy buena preparación», explica Txema Sánchez, jugador profesional y maestro de golf .

En la actualidad, todo está planificado. Lo primero que hacen los profesores es estudiar el físico de los futuros golfistas y después adaptar o crear un 'swing' para ellos. Los avances tecnológicos han aportado una vía de corrección más eficaz a la hora de trabajar en construir en el jugador todo un mundo de confianza en su swing. «Para muchos, existe el tópico de describir al 'swing' moderno como 'swing' mecánico o posición más atleta, y en cambio al jugador de antaño a un jugador más intuitivo, de 'feeling' (sensación), como los de la vieja escuela. Sin embargo, para mí, el 'swing' de golf es la esencia del movimiento reducido a sus fundamentos, que son todo lo que necesita el jugador para desarrollar un 'swing' correcto y potente que podrá repetir una y otra vez», explica Txema.

Un jugador técnico (con habilidades) guiado en gimnasio tiene muchas ventajas: un mayor rendimiento a largo plazo, evitar lesiones, conseguir mayor potencia y consistencia en el swing que ayuda a que el jugador se sienta más seguro en el campo, tener jornadas de trabajo más cargadas, más horas para entrenar y aguantar más tiempo en el campo. Todo ello ayuda a que la cabeza piense mejor: si uno se encuentra bien físicamente estará mejor mentalmente.