Durante el primer año de aplicación se consiguió vacunar al 60% de las niñas que cumplieron 14 en 2008. :: ANTONIO VÁZQUEZ
Ciudadanos

La vacunación contra el cáncer de cérvix cae a la mitad por la falta de información

Apenas la solicitan una de cada tres adolescentes en la provincia, tras dos años de su entrada en el sistema público

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Hace sólo un par de años se producía una verdadera revolución en cuestión de métodos preventivos. La vacuna contra el virus del cáncer de cuello de útero -el conocido como VPH- ya estaba dentro del sistema público y se prescribía de manera gratuita a todas las niñas de 14 años. Se habló de sus ventajas, los especialistas se volcaron con el nuevo fármaco y comenzó a aplicarse al mismo tiempo que empezaban las clases en los centros de salud de la provincia. Se hizo aprovisionamiento para vacunar a 6.786 adolescentes de manera voluntaria y previa cita en el ambulatorio. Finalmente la solicitó un 61% de ella (12.530 dosis administradas en tres tandas).

El balance fue considerado un éxito dada la novedad del producto, pero el interés o la incertidumbre por posibles efectos secundarios hicieron que el volumen cayera a la mitad en la siguiente remesa. De las 6.446 jóvenes que cumplieron los 14 en 2009, sólo se aplicaron a menos de 2.000 (unas 5.460 dosis en bloques de tres). Apenas un 30% del total, según los datos de la Consejería de Salud. A la vista de estos resultados los especialistas se muestran preocupados e insisten en la necesidad de mejorar la información. Tranquilizan a los padres y les advierten de que no se han dado efectos secundarios graves y sobre las ventajas de contar con este sistema de prevención que protege contra los tipos más agresivos, el 16 y el 18.

El doctor Blas Hervías, jefe de Ginecología del Hospital Puerta del Mar, es un férreo defensor de la vacuna. Explica que en los últimos años se ha disparado el número de casos de cáncer de cérvix por VPH y eso ha obligado a cambiar el propio trabajo de los especialistas. La situación es muy diferente y el ginecólogo insiste en que «a la hora de buscar enfermedades de transmisión sexual, es necesario centrarse en esta, fundamentalmente por las consecuencias que tiene».

Otros métodos

El que piensa que con sólo usar el preservativo está libre de riesgo se queda corto. El doctor Hervías cuenta que «al tratarse de un virus puede traspasar la pared de látex». Sin embargo, sigue siendo un método «bastante recomendable». Incluso se muestra partidario de que se amplíe la edad: «se han elegido los 14 porque es cuando las jóvenes empiezan a mantener relaciones, pero puede ser útil hasta mujeres de 45 años que no hayan tenido contacto con el papilomavirus».

Aunque el hospital no tiene competencia en la administración de la vacuna, el especialista considera que tal vez la falta de información sea la responsable de que haya caído el volumen, sin contar con que también se ha producido un descenso de los nacimientos. La Consejería de Salud insiste en la importancia de la prevención y anima a los padres a vacunar a sus hijas.

El hecho de que la incidencia no sea alta -7,9 casos por cada 100.000 mujeres en Andalucía- también ha influido en la decisión de los propios padres. Manuel Ortega Marlasca, vocal de atención primaria del Colegio de Médicos de Cádiz, recuerda que además de la vacuna hay que seguir los mismos métodos de control. El facultativo se refiere a las citologías periódicas y las revisiones ginecológicas. Precisamente, los centros de salud se están haciendo cargo de eso mismo a través de las unidades de planificación familiar. «Esa supervisión y un menor grado de promiscuidad que en otros países es lo que mantiene baja la tasa», considera.

También reconoce que al principio se produjo un efecto llamada cuando el fármaco entró en el sistema de vacunación, pero «luego los padres comenzaron a relajarse». En su análisis recuerda «las reticencias contra la vacuna a raiz de aquellos casos de convulsiones en varias niñas valencianas aunque no se ha demostrado que hubo una relación directa». En Andalucía no se administra la misma marca, pero a pesar de eso, terminó afectando al resultado. «Hace más de dos meses que ninguna madre me pregunta por la vacuna», reconoce el médico, que pasa consulta a diario en su centro de salud de Jerez.

A la hora de valorar los beneficios, el doctor Juan de Dios Alcántara, vicepresidente de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria (Samfyc), se muestra cauto. Cree necesario mantenerla en el sistema público ya que se ha demostrado su efectividad contra los tipos más agresivos, pero alerta de que «los resultados no serán visibles a corto plazo y habrá que esperar varios años para comprobar su efecto en la sociedad».