Las habitaciones son dobles, tienen ocho metros cuadrados y ventanas a la calle. :: MIGUEL GÓMEZ
CÁDIZ

Un convento del XVII con calidades de un hotel

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El padre Pascual Saturio se negaba a que la orden desapareciera. «No quería ver el claustro convertido en el patio de un hotel», bromea el dominico. Sin embargo, las calidades de la residencia tienen el nivel de un buen establecimiento para viajeros. Sus instalaciones son amplias y luminosas. «El edificio cuenta con las últimas innovaciones y el entorno es único», puntualiza Saturio. El padre hace referencia a unas estancias distribuidas en dos plantas que cuenta con amplias habitaciones dobles y con vistas a la calle. Todas se articulan en torno al claustro principal y el edificio tiene vidrieras y puertas que comunican con la iglesia. Es la rehabilitación más importante a la que se somete el edificio desde la explosión de 1947. Además el proyecto del arquitecto Miguel Ángel López conjuga tradición y modernidad, como es el caso del ascensor oculto tras las puertas del claustro.