Un voluntario ayuda a un anciano víctima de los atentados. :: AP
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Mueren 65 paquistaníes en un doble ataque contra una sede del Gobierno

ISLAMABAD. Actualizado: Guardar
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Al menos 65 personas murieron ayer y más de un centenar resultaron heridas en un doble atentado suicida contra la oficina de un funcionario gubernamental en la región tribal de Mohmand, en Pakistán, muy cerca de la frontera afgana. Según la Policía, las explosiones ocurrieron a las 9.30 hora local (6.30 en España) en la localidad de Yakaghand cuando dos terrorista suicidas hicieron explotar las bombas que transportaban.

Uno de ellos, que se desplazaba en un vehículo, detonó su carga en medio de un bazar donde tomaba té un grupo de ancianos a la espera de reunirse con el funcionario gubernamental, el asistente del jefe de la Administración política local. El segundo terrorista hizo lo propio frente a las oficinas públicas, donde se habían congregado unas 150 personas. Las autoridades locales informaron de que unos 30 vehículos, 60 comercios y otros edificios resultaron gravemente afectados por las explosiones, entre ellos una pequeña cárcel de la que escaparon algunos presos, incluidos talibanes.

Las fuerzas de seguridad acordonaron la zona y los equipos de rescate trataron de buscar durante horas víctimas con vida entre los escombros. Entre los fallecidos, hay al menos seis menores y miembros de la policía tribal. Los heridos, muchos en estado crítico, fueron trasladados en ambulancias a hospitales de Peshawar, la ciudad más próxima, dada la falta de centros médicos bien equipados en el lugar de los atentados.

El primer ministro de Pakistán, Yusuf Razá Guilani, condenó los hechos en un comunicado y ordenó la apertura de una investigación que esclarezca lo sucedido, aunque todo parece indicar que el objetivo de los suicidas era el grupo de ancianos congregados para ver al funcionario. En otra nota, el ministro de Asuntos Exteriores, Shah Mehmud Qureshi, aseguró que «nunca se permitirá al terrorismo triunfar en sus viles objetivos» y se comprometió a «erradicar esta amenaza».

El Ejército paquistaní trata de combatir la enorme presencia de insurgentes talibanes en las áreas tribales que limitan con Afganistán, un territorio empobrecido que da refugio a miembros de Al-Qaida y de otros grupos extremistas.