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Un partido para soñar

España se obliga a la excelencia para superar a una Alemania temible y jugar su primera final de un Mundial

DURBAN. Actualizado: Guardar
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Lo dijo Vicente del Bosque tras la victoria ante Paraguay que situó a España en un territorio desconocido: las semifinales de una Copa del Mundo. «No es el momento de hacer balance, sino el de seguir soñando». De eso se trata, efectivamente. La selección española quiere seguir soñando y para poder hacerlo debe superar esta noche en Durban al peor rival posible, al mejor equipo, de largo, en lo que se lleva de Mundial: Alemania. La dificultad es máxima, pero no se podía esperar otra cosa a estas alturas de la competición. Hasta la fecha, el equipo nacional ha ido superando pruebas ante rivales más o menos rocosos o impermeables, pero todo ellos de inferior calidad. En este sentido, se puede decir que la Roja, por mucho que haya hecho historia, no ha pasado de cumplir con su obligación de equipo grande. Ahora le toca un enemigo de su talla.

Nada ilustra mejor el peligro que representan los alemanes que un repaso a su hoja de servicios en los Mundiales. Tres veces campeona del mundo, la 'Mannschaft' nunca ha dejado de ser competitiva. Alemania ha ganado o ha sido finalista o semifinalista incluso con jugadores de poco vuelo, combinando atletas y destripaterrones con algún mariscal de campo. Ellos nunca fallaban. Siempre estaban ahí, en la pomada de los elegidos. Pues bien, si esto lo han conseguido con equipos vulgares, tirando de su fuerza y de su incomparable mentalidad competitiva, qué podrán hacer cuando disponen de una gran generación de futbolistas, como es el caso. Para empezar, ya han dejado como una colilla a dos de las grandes favoritas del Mundial, Inglaterra y Argentina. Ahora les espera España, que como dijo Miroslav Klose es otra historia.

Se ha venido hablando mucho estos dos últimas días de la final de la pasada Eurocopa, en la que 'La Roja' dio un baño a Alemania. Que sólo ganara 1-0 fue una casualidad. Lo cierto es que el equipo de Löw no pudo rascar bola en la final de Viena y acabó hipnotizado por el 'tiqui taca' español. La diferencia fue enorme. Pocas veces se había visto a los alemanes tan impotentes. El problema es que, dos años después, esas diferencias se han acortado de forma radical. A ello ha contribuido, en primer lugar, la gran mejoría del fútbol germano, que como ayer explicaba Jupp Heynckes en estas mismas páginas vive una auténtica revolución. Están saliendo futbolistas jóvenes y con clase, fuera del molde del caballero teutón trotón e infatigable. Ahí están Müller, Khedira, Ozil, Boateng, Cacau...Tampoco hay que extrañarse. Al fin y al cabo, hablamos del país de Beckenbauer, Overath, Netzer, Schuster y compañía.

La mezcla de orígenes, la nueva sociedad alemana interracial está teniendo en la selección el efecto benéfico que tuvo en la de Francia en la década de los noventa. Por tener, los alemanes tienen ahora hasta un portero, Neuer, que no sólo es bueno, sino normal y sensato. Nada que ver con el 'rottweiler' de Kahn ni con el tronado de Lehman.

La segunda razón por la que se han acortado tanto las diferencias entre España y Alemania tiene que ver con la propia selección de Vicente del Bosque, que no acaba de estar redonda en el Mundial. En ninguno de sus cinco partidos ha estado al nivel que se espera de ella. A partir de su tropiezo inesperado ante Suiza en el mismo escenario del partido de esta noche, el equipo nacional ha ido superando, uno tras otro, cuatro partidos a vida o muerte ante rivales correosos y muy bien plantados. Todos ellos, sobre todo Chile y Paraguay, parecían llevar años estudiando como desactivar el juego español. Los jugadores de Del Bosque han ganado porque son ganadores, algo que no había sido nunca la selección española. Pero a la verdadera España todavía se le está esperando en Sudáfrica.

Un duelo de tú a tú

De que aparezca o no dependerá su pase a la final. Contra Alemania, liderada por un Schweinsteiger cada día más maduro, no va a bastar con el juego exhibido hasta ahora. ¿Aparecerá 'La Roja' deslumbrante? A saber. Hay motivos para dudarlo. Parece claro que el estado de forma de algunos jugadores básicos de la selección, comenzado por Torres, sobre el que tanto se discute, no es el adecuado. Y eso se nota y parece tener difícil arreglo. Pero también hay motivos para la esperanza. Uno de ellos tiene que ver con el tipo de partido que se jugará esta noche en el Moses Mabhida.

Tras enfrentarse a ejércitos de pulgas, como escribió el domingo un periodista italiano, España peleará hoy por fin con un equipo que le jugará de tú a tú, sin complejos, con valentía. Inevitablemente, habrá espacios para jugar al fútbol y ahí es donde se espera la aparición del inmenso talento de los españoles, superior al de Alemania por mucho que el de ésta haya crecido tanto de un tiempo a esta parte.

Las alineaciones de los dos equipos, como es habitual, se encuentran bajo secreto de sumario. No parece, sin embargo, que vaya a haber sorpresas. En España, la única duda que se plantea es la de Torres. El delantero del Liverpool sigue sin estar. Ante Paraguay, primero escorado a la derecha y luego por el centro, volvió a decepcionar. Del Bosque confía en él, pero la cuestión es saber si se arriesgará a sacarle ante la brigada acorazada de Löw. Y es que una cosa es arriesgar dando minutos a un futbolista que los necesita ante Portugal o Paraguay, y otra distinta hacerlo ante Alemania, que si se te adelanta en el marcador ya puedes ir llamando al sepulturero. De modo que tampoco puede descartarse que Cesc o incluso Silva, desaparecido desde la derrota ante Suiza, tengan su oportunidad. La opción de Llorente desde el inicio no parece factible.

En Alemania, todo indica que será Trochowski el que cubra la dolorosa baja de Müller, uno de los puntales del equipo. El resto serán los habituales. Con unos o con otros, podemos estar hablando del gran partido del Mundial de Sudáfrica. Para España, desde luego, el partido más importante de su historia, como aseguró el lunes Iker Casillas.