EL TRANVÍA

JEREZ NO TIENE UN PLAN

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Parece que la alcaldesa tampoco está por la labor de tirar adelante el controvertido plan de viabilidad municipal. Su propuesta es -era- arriesgada, sin lugar a dudas, sabía que le podía acarrear consecuencias importantes por razones obvias. La situación de las cuentas del Ayuntamiento es más que delicadísima y precisa de acciones contundentes y, posiblemente, poco populares. Nada de medias tintas. Y hacerlo con rapidez, porque el tiempo juega en su contra y, por extensión, en la de todos los jerezanos. Pero igual de cierto es que ese tipo de medidas gozarían de mayores garantías si contasen con un consenso total, con el apoyo de sindicatos, agentes sociales y económicos, partidos políticos... Complicado, por no decir imposible, y más en Jerez, pero en política los gestos son a veces tan importantes como los hechos, y, desde luego, hasta ahora han sido más bien poquitos, además de pésimamente explicados.

Los sindicatos tampoco lo están poniendo fácil. Están en su papel; no cabía esperar lo contrario. Defiende los intereses de su gente con una vehemencia que algunos han echado de menos en el pasado. Las posturas de las partes se antojan irreconciliables en estos momentos. CGT, CC OO y UGT no están dispuestos a aceptar las propuestas incluidas provisionalmente en el plan de viabilidad municipal. Los partidos de la oposición tampoco respaldan las iniciativas, algo que, por otra parte, no constituye ninguna sorpresa. Y, así, no es fácil que el plan salga adelante y mucho menos que, en caso de que sí, pudiese tener largo recorrido. Podríamos estar, por lo tanto, ante otro intento abocado al fracaso; lo que menos necesitan Jerez y su Ayuntamiento en estos momentos.

Quizá por todo eso -quién sabe si por alguna razón más- la primera edil haya decidido paralizar las negociaciones. La justificación oficial, la aprobación del decreto-ley del Gobierno central para reducir el déficit público. Viene a decir que no tiene sentido mantener las conversaciones con los representantes sindicales hasta conocer al detalle qué medidas piensa aplicar Zapatero en el conjunto del país. Ya saben, por aquello de las posibles incompatibilidades. El resultado es, en definitiva, que el plan de viabilidad vuelve a estar parado.

Lo del Xerez tampoco pudo ser. Mantuvo vivo el sueño hasta el final, pero no se produjo el milagro y vuelve a ser equipo de Segunda. Con él se marchan también las ilusiones de una afición que, a pesar de todo, sí ha demostrado ser de Primera a todos los niveles, pese a quien le pese. Buscar culpables ahora es para nada. La experiencia debe servir para aprender y evitar que se repitan errores en el futuro, aunque el club azulino hace tiempo que parece empeñado en tropezar en la misma piedra una y otra vez. Es el momento de sentar las bases de un proyecto serio de futuro. De verdad. Porque lo que no es de recibo es que ahora mismo no tenga nada que ofrecer ni nada sobre lo que construir algo sólido. Ni dinero, ni propiedades... Su único patrimonio es el escudo y la afición.