ESPAÑA

Un 'pato' sin suerte

Mikel Karrera Jefe militar B. Aramendi Legal

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Mikel Kabikoitz Karrera no tiene suerte. Nunca la tuvo en los negocios ni en los estudios y tampoco en ETA, donde sus apuestas se cuentan por fracasos. No ha llegado ni a estar tres meses en la jefatura de la banda. Lejos de poder reconstituir la dañada estructura de la organización en su brevísimo 'reinado', sólo ha podido huir. Eso sí, Interior le consideraba uno de los dirigentes más «innovadores» que ha pasado por la cúspide.

'Ata' (pato en euskera) es un fracasado empresario pamplonés que llevaba casi siete años en la clandestinidad, un verdadero «veterano» en la nueva ETA. Karrera está detrás de los tres últimos planes fallidos de ETA para lanzarse a una vorágine de atentados: la fábrica de bombas de Portugal, la reactivación de tres comandos en el País Vasco y la puesta en marcha de una base en Cataluña.

No obstante, antes de llegar a lo más alto, Interior cree que ocupó un papel destacado en la preparación y ejecución de dos de los atentados más sangrientos de ETA en el último año: el coche bomba contra la casa cuartel de Burgos y el asesinato poco después de dos guardias civiles en Palma de Mallorca.

Ahora ocupaba la máxima jefatura, aunque desde hace al menos dos años estaba en la cúpula, siempre a la sombra de su amigo 'Txeroki', con quien compartía radicalismo. No en balde, ambos fueron los que planearon la ruptura de la tregua con el atentado de la T-4, enfrentándose incluso con el entonces máximo responsable de ETA, Javier López Peña, 'Thierry'.