Jerez

Las dificultades de la ruta ponen a prueba a los romeros de la provincia

CARBONERAS. Actualizado: Guardar
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La unión hizo la fuerza para seguir, debieron pensar ayer los rocieros. Segundo día de camino para los romeros gaditanos. Establecido como el mas trabajoso ya que tenían que enfrentarse a las temidas arenas de los Cerros del Trigo y los Ánsares que forman parte de la etapa más dura de las que conforman el camino de ida hacia la aldea de Almonte. A las 6 de la mañana los primeros hermanos comenzaban a salir de sus tiendas de campaña para comenzar a recoger todos los bártulos. Se preveía un día muy difícil, ya que se anunciaba fuerte calor durante toda la jornada, que acompañada del mal estado de las arenas y la presencia de numerosos mosquitos hacían que todas las precauciones previstas fueran pocas.

A las 8 de la mañana la comitiva comenzaba a formarse, no sin antes realizar una oración de ofrecimiento a la Virgen del Rocío. Pocos minutos después, José Luis Pérez y su hijo José Luis, los carreros de la carreta, tiraban de las mulas del Simpecado iniciando la marcha de la hermandad hacia las dunas del Cerro del Trigo. Las arenas comenzaban a hacer de las suyas y daban mas de un quebradero de cabeza a los romeros gaditanos.

Numerosos vehículos de tracción mecánica se quedaban atascados en las arenas. Era necesario la colaboración de los romeros y de los tractores de los que disponía la hermandad, para poder continuar el camino y evitar una posible acumulación de retrasos.

Los daños del temporal

A las 13.30 llegaba la hermandad a la zona de Carboneras, donde tuvo lugar la parada del almuerzo. La primera etapa del día había sido dura lo que originaba que muchos de los romeros que acompañaban a la hermandad no dudaran en reponer fuerzas.

Ante la dureza del camino y el mal estado de las arenas, el Alcalde de Carretas, Francisco Javier Gutiérrez, manifestaba la imposibilidad de marcar un ritmo constante durante la mañana, ya que en numerosas ocasiones la caravana tuvo que detenerse para caminar agrupados y así no desperdigarse.

A las 15.30 tenia previsto la hermandad continuar por la zona de los pinares de los cortafuegos llegar hasta el temido Cerro de los Ánsares, donde la vegetación escasea y las arenas se hacen aun menos practicables, lo cual no impidió que como un piña la hermandad superara las dificultades tal y como venían presentándose.

Finalmente en torno a las 20 horas hacia su entrada el Simpecado marinero de Cádiz en la zona denominada como Corral de Félix, donde tendría lugar la segunda noche de pernocta en el Parque Nacional de Doñana. Los romeros gaditanos no dudaban en afirmar que había sido uno de los días mas duros de camino que se recuerdan, en la ya larga experiencias de camino vividos por la Hermandad de Cádiz.

Tras volver a montar y disponer todo lo necesario para la acampada los romeros gaditanos se concentraban en pequeñas reuniones donde se consumían todo tipo de viandas se. El espíritu rociero de compartir todo lo que se tiene, perdura durante todo los momentos del camino.

Tras un caldito calentito, una noche mas y para desmentir ese dicho de que al Rocío solo se viene de fiesta, los hermanos se volvían a concentrar alrededor de su Simpecado para proceder a realizar el rezo del Santo Rosario. Ya se dejaba notar el cansancio en los rostros de los romeros. Fueron muchos menos hermanos los que acudieron con respecto a la noche del martes en Marismillas.

Tras la conclusión del Rosario, llegaba el momento de aquellos que hacían su particular guardia en la noche marismeña, «no puedo acostarme y dejar aquí a mi Simpecado solo, comentaba Remedios y Lola Troya». Adentrados en la madrugada, cantaban sevillanas y comentaban las distintas anécdotas que el camino les había deparado en los días que llevaban transcurridos.

Mientras tanto, al igual que Jerez, la hermandad de El Puerto partía ayer desde Bajo de Guía hacia el Coto de Doñana para iniciar su peregrinar hacia el Rocío.