MÁS FÚTBOL

El Barça renueva su hegemonía

El equipo de Guardiola logra su segunda Liga consecutiva en un partido que empezó con nervios y acabó en otra exhibición de Messi Los azulgrana pasan por encima de un Valladolid que desciende a Segunda

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El Barça cumplió el guión, pasó por encima del Valladolid en un Camp Nou entregado y certificó su vigésimo título de Liga con 99 puntos y dos partidos de ventaja sobre el Madrid al tenerle ganado el 'average' particular. Números estratosféricos para el segundo título consecutivo en el torneo de la regularidad, donde malas tardes como las padecidas ante el Inter tienen remedio. Faltaban Xavi e Iniesta, los dos cerebros, pero daba igual. Touré se hizo todavía más grande.

Salvo en los compases iniciales, cuando los catalanes sufrieron los lógicos nervios del momento cumbre, el choque fue un paseo militar que acabó en exhibición de Messi, jolgorio catalán y drama vallisoletano. El Pucela vuelve a Segunda después de tres cursos seguidos en la elite. Onésimo hizo bueno a Mendilibar y Clemente lo intentó pero no pudo evitar un descenso cantado. Hasta el último día, fue un equipo blando, asustadizo, roto al menor contratiempo.

¿Autobús de diseño clementino? ¿Barça arrollador? El arranque desafió las previsiones, aunque a toro pasado resultó un espejismo. Es cierto que el Valladolid salió con cinco defensas y Luis Prieto muy pendiente de Messi, pero se plantó en el campo azulgrana y provocó un par de indecisiones graves de Piqué y Víctor Valdés, dos seguros a todo riesgo y sin franquicia durante todo el campeonato.

Había tensión, ansiedad en el Camp Nou. Y renovadas dosis de ilusión en los blanquivioletas, aunque se tiraron de los pelos cuando vieron al angoleño Manucho fallar un gol cantado. Le cayó un balón regalado por Valdés y tiró tan mal que Puyol despejó sin problemas. El Barça era un flan. Temblaba al ver que el rival le lanzaba tres saques de esquina en apenas ocho minutos, un hecho insólito en el Camp Nou.

El gol de Duda en La Rosaleda fue una bendición para los culés. A raíz de la explosión de júbilo de su hinchada, el Barça comenzó a desarrollar su fútbol habitual. Pese al déficit de calidad en el centro del campo, convirtió el duelo en un monólogo. Llegaron las ocasiones. Keita y Touré probaron a Jacobo desde fuera. Messi se pasó de individualista. Gambeteó tanto que se cerró el ángulo. Luego, perdonó una de las que jamás regala. Un error, una internada y un toque sutil que se marcha fuera cuando el portero salía a la desesperada.

El Valladolid todavía se mantenía en pie pero se asemejaba a un púgil acorralado por el campeón. El primer golpe directo al mentón le dejaría K.O. Tan asustados estaban los castellanos que se la pegaron solos. Se internó Pedro y su pase lo remató Luis Prieto. A perro flaco...A partir de ahí, los catalanes disfrutaron de la fiesta sin el menor susto, y más cuando poco después Pedro recibió de Messi y demostró que es un futbolista de Mundial.

Ya daba igual lo que ocurriese en Málaga. Muchos hinchas apagaron sus transistores para centrarse en cánticos, olas y demás símbolos del éxito. El insaciable Messi protagonizó la segunda parte. El Barça tocaba y tocaba, parecía conformarse con el 2-0 y no querer hacer sangre, pero el argentino quería más. Firmó el 3-0 tras una acción en la que Touré parecía el Iniesta negro y se buscó la vida para cerrar el partido, anotar su gol 34º e igualar el registro de Ronaldo en la 96-97. Apenas quedó tiempo para la despedida de Henry, los minutos de la basura para Ibrahimovic y el regreso del aclamado Andrés.