Benítez Ariza une sus poemas y Juan Cruz rompe el secreto de 'Egos revueltos'

El silencio no es la nada. Es una forma de recibir al otro, una pausa que en la distracción humana ayuda a la revelación. En la poesía de José Manuel Benítez Ariza es un intervalo repleto, en palabras del propio autor, que nada tiene que ver con la superchería del siglo pasado. Rebosan en sus versos otras existencias que de ninguna otra manera se podrían vivir. Su poesía es concreta, realista y real, dialogante y completa. Como es vida y es autenticidad, la obra del gaditano es abierta, en el más estricto de sus sentidos. El último de sus poemarios, que ayer fue presentado en la Feria del Libro, es un flagrante ejemplo.

'Diario de Benaocaz' recoge la etapa postrera de su trayectoria, vital y profesional. Su cuaderno cotidiano es un papel en blanco que rellena con las reflexiones y vivencias que le sugiere su estancia en Benaocaz, la localidad en la que vive desde hace algunos años. Los temas universales de la poesía, el amor, el paso del tiempo o las fantasmas, se mezclan en el libro con los rincones y los paisajes del pueblo y la apertura hacia cuestiones «trascendentes» que insinúan la dirección por la que continuará la escritura del poeta.

Pre-textos ha sido la encargada de publicar el diario y su editor, Manuel Borrás, no faltó a la cita con los gaditanos. Como tal, glosó las virtudes de obra y autor: «Es un libro lleno de luz y silencio, en el que impera el buen gusto, los poemas se justifican por sí mismos, nos acogen y consuelan. La obra de Benítez Ariza es transparencia, efectividad, clasicismo, dotada de un gran manejo del ritmo y equilibrio dramático». A la vida le puede faltar una coma, que suele poner después la poesía. Lo dijo Borrás.

De Cela a Sábato

Después, en la presentación de otro título, la coma se hizo puntos suspensivos. A pesar de que la mayoría de los escritores de los que habla Juan Cruz en sus 'Egos revueltos' han fallecido, sus existencias se abren de nuevo con esta narración intimista, fruto de sus charlas y encuentros comunes. A través de los perfiles de Borges, Camilo José Cela, Carlos Fuentes o Ernesto Sábato, a los que mencionó ayer durante su discurso, el periodista, escritor y editor canario ha reflejado la sensación de soledad ante el mundo que tienen los literatos y el «desamparo» que sufren con demasiada frecuencia.

Quizá por eso, por las experiencias de otros y la suya propia, Juan Cruz dejó una perla a los asistentes a la Feria del Libro gaditana. Ante la solicitud de su presentadora, Lalia González Santiago, de que diera un titular de su último volumen, el director adjunto de 'El País', sentenció: «Es mejor no creerse mejor».