Un tímido gestor a la sombra de Blair

Nacido hace 59 años en una pequeña ciudad al norte de Edimburgo, Gordon Brown nunca se llevó bien con una de sus tareas como primer ministro. Pese a que trabajó como reportero de televisión, el líder laborista es un hombre tímido que durante sus diez años como ministro de Hacienda de Tony Blair apenas comparecía ante los medios. El entonces primer ministro tenía todo el carisma que hizo que el partido le eligiera como candidato en los noventa frente a un Brown que estaba llamado para esa empresa. Hijo de un pastor de la iglesia de Escocia, siempre se ha sentido más cómodo en ambientes académicos aunque transformó junto a Blair la arquitectura del 'labour'. Quizá ahora se arrepienta de no haber convocado elecciones anticipadas -como tenía previsto- cuando asumió la dirección del país en mitad de la tercera legislatura de su predecesor.