Enrique Ruiz y Marta Herreros, de la Asociación Ubi Sunt?, soltaron ayer medio centenar de libros en las instalaciones universitarias de Jerez. :: cristóbal
Jerez

A la caza de los libros más viajeros

La provincia cuenta con nueve entidades que participan de forma activa en este intercambio que defiende que la literatura «puede ser gratis» La Asociación Universitaria Ubi Sunt? soltó ayer en Jerez unos 50 ejemplares para el 'bookcrossing'

JEREZ. Actualizado: Guardar
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El mundo entero puede ser una gran biblioteca plagada de títulos que se pueden encontrar en cualquier esquina y a los que se puede acceder sin gastar ni un euro. Y es que para participar en el fenómeno del 'bookcrossing', el intercambio gratuito de libros entre desconocidos, sólo hay que cumplir un requisito: el amor por la literatura.

Con el doble objetivo de fomentar la lectura y de defender que ser un ávido devorador de páginas no tiene por qué notarse en el bolsillo, nació hace ya varios años este fenómeno mundial que tiene unos buenos embajadores en la provincia de Cádiz, donde al menos nueve entidades y organizaciones participan activamente en este movimiento cultural.

Una de ellas es la Asociación Cultural y Universitaria Ubi Sunt?, que firmó hace ya tres años un convenio con la Universidad de Cádiz por el que se encargaban de organizar, gestionar y realizar el reparto gratuito de libros por todos los campus de la provincia y cuyos integrantes se desplazaron ayer a Jerez para realizar la liberación de medio centenar de nuevos ejemplares.

Con obras como el 'Otelo' de Shakespeare o 'El príncipe' de Maquiavelo en la mano, Enrique Ruiz y su compañera Marta Herreros recorrieron ayer cada rincón del Campus de la Asunción para subir un peldaño más de este proyecto para el que cada mes liberan más títulos que se suman a esta biblioteca mundial a la que este grupo de universitarios ha aportado ya la nada desdeñable cifra de 3.000 ejemplares.

«La intención es que los libros pasen de mano en mano de forma espontánea, que circulen para que todo el mundo tenga acceso a ellos», explicaba ayer Ruiz, que insistía en concienciar a todos aquellos en cuyas manos caiga una obra debidamente etiquetada con el sello del movimiento 'bookcrossing' de que «la iniciativa sólo puede funcionar si el que accede a un libro lo vuelve a poner en circulación una vez que lo haya terminado».

No en vano, las tres reglas de oro de este intercambio gratuito de literatura son: leer un buen libro; registrarlo de forma oficial en la página 'web' del movimiento (http://www.bookcrossing-spain.com/home/), para lo que hay que conseguir un número de identificación y una etiqueta que se pega en la portada; y por último liberar el ejemplar para que lo lea alguien más, lo que se puede hacer llevándolo a zonas universitarias, dejándolo olvidado en un bar o donándolo a asociaciones como Ubi Sunt?.

«El proceso es algo farragoso, pero lo puede hacer cualquiera que quiera participar», apunta el responsable de la asociación, que añade que «el que quiera pueda traernos el libro y nosotros nos encargamos de ponerlo en circulación».

Lo más interesante de este fenómeno no es sólo salir a la caza de libros, sino que a través del código de identificación se puede seguir su recorrido por el mundo e incluso conocer las notas que otros lectores dejan sobre él. «Hemos seguido la pista a los libros que hemos soltado, y que han acabado incluso en EE UU, Reino Unido o Francia», recalcaba ayer Enrique Ruiz.