SAN FERNANDO

La primera diosa del Elcano

La convulsa historia de la talla terminó en 1936 cuando fue desmontada y escondida en La Carraca donde permaneció hasta 1980 El museo naval recupera el mascarón original de proa del buque que representa a Hispania

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Aunque parezca un elemento meramente decorativo, lo cierto es que guarda un significado muy concreto para los marinos. Por ello no es raro que en el caso de los buques españoles sean las figuras mitológicas y religiosas las que coronen los barcos en busca principalmente de protección. Y entre ellas destaca una, que guarda una intensa relación con Cádiz y San Fernando porque conoce bien sus aguas al dirigir al Buque Escuela de la Armada Juan Sebastián de Elcano. Porque, en un sinfín de ocasiones, ha sido la primera en despedirse tras la estela de diferentes mares. Porque, ha sido la primera en llegar para contar las historias que acumula una embarcación que nació en 1927 y que puede presumir de haber dado varias vueltas al mundo.

Actualmente parece no haber discusión y la mayoría de expertos coinciden en que la que corona este famoso buque es Minerva, diosa de la sabiduría y las técnicas de la guerra, y precisamente el nombre que iba a recibir el Juan Sebastián de Elcano en sus orígenes. Pero esta teoría se pone en duda en el primer mascarón, que ha vuelto a ser noticia al haberse recuperado para ser expuesto en el Museo Naval de San Fernando, situado en la Escuela de Suboficiales de la Armada.

Alegoría de Hispania

La falta de documentación existente hace que varios estudiosos consideren que el primer mascarón de proa de la embarcación se trate de la alegoría de Hispania, representada así ya en monedas de época romana, y retomada su imagen a finales del siglo XIX y con más fuerza a partir de la Segunda República como símbolo. Donde no surge conflicto es en los detalles de la figura realizada en madera tallada y policromada que representa una mujer ataviada con ropaje clásico y tocada con una corona mural sobre otra de laurel. La misma se yergue sobre un escudo de Castilla y León en dos cuarteles, cubierto con la corona real española bajo unas dimensiones de 4,50 por un metro.

La fecha de construcción de la talla se sitúa en torno a 1925 y 1927, periodo que media entre la puesta de la quilla del navío y su botadura en los astilleros de Cádiz de Echevarrieta y Larrinaga. Aunque la cabeza no es la original.

Fue decapitado

La vida de la pieza fue muy agitada y sobre todo efímera. Al estallar la Guerra Civil en 1936 el Juan Sebastián de Elcano quedó amarrado en el Arsenal de La Carraca, momento en el que el mascarón fue desmontado. Su cabeza fue entonces retirada y en este punto no se sabe bien si por razones de conservación, o más bien por la presencia de la corona mural sobre la figura, pues en el contexto bélico iniciado se comenzaba a deslindar la simbología de la España nacional de la republicana. Sea como fuera, por una razón u otra, el mascarón acabó decapitado. La cabeza entonces se perdió (fue recuperada y se exhibe en el Museo Naval de Madrid que prestó la pieza para el acto de ayer), mientras que el resto del cuerpo permaneció olvidado en algún rincón de La Carraca hasta que en la década de los ochenta el marinero Francisco Muñoz le dio una nueva vida para acabar en el varadero del antiguo Cuartel de Instrucción de Marinería (CIM).

Tras un año de trabajo por parte de la empresa Aula 3 y bajo el patrocinio de Navantia, se ha podido recuperar el esplendor inicial de una pieza cuya autoría se le atribuye al pintor y escultor bilbaíno Federico Sáenz Venturini.

Una labor necesaria para no perder parte de la memoria del insigne buque que se encontraba degradada tanto por el efecto de sus diferentes viajes como por el tiempo que permaneció guardada sin cuidado para su conservación. Tras eliminar 13 capas, Hispania luce su aspecto original.