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Consenso sobre la sanidad pública

LONDRES. Actualizado: Guardar
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Un elemento nuevo de estas elecciones es que los tres grandes partidos presentan propuestas muy parecidas para el desarrollo del servicio público de salud, algo que puede atribuirse a un cambio en la política conservadora introducido por David Cameron. Su hijo, Ivan, falleció el pasado año tras padecer durante su vida diversos males, que incluían epilepsia y parálisis cerebral. Fue atendido siempre en el Servicio Público de Salud (NHS) y el líder conservador ha argumentado que esa experiencia personal le convirtió en un convencido de la conveniencia de que se mantenga gratuito y universal.

Frustración laborista

Ideas sobre la progresiva privatización del servicio público no son ahora aireadas en el debate político, como ocurría en el pasado, y los programas se concentran en exponer ideas sobre cómo puede responder tan enorme empresa, la más grande en Europa según se dice con frecuencia, a sus problemas.

Los laboristas viven con frustración que su enorme inversión en el servicio de salud no es reconocida por el público como una mejora de gestión, porque han cambiado con frecuencia de planes y se ha extendido la creencia en que se ha creado excesiva burocracia. En su programa quieren dar a los pacientes derechos legales sobre tiempos de espera o tratamientos.

Los conservadores también quieren fomentar el poder de los pacientes, a quienes prometen que tendrán derecho a elegir su médico de cabecera o el hospital para su tratamiento, cambiando así sus realizaciones de los primeros años noventa, cuando dieron poderes más amplios precisamente a los médicos de cabecera, en lo que fue la creación de un simulacro de mercado interno, luego abolido por los laboristas.

Nick Clegg argumentó ayer, en su campaña, que su partido liberaldemócrata, quiere potenciar el papel de los enfermeros y comparte una idea en ese sentido con los conservadores, la de fomentar cooperativas y asociaciones de personal sanitario que prestarían atenciones contratadas por el NHS.