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Brown lanza un programa marcado por la prudencia fiscal

El líder laborista se compromete a no subir el IRPF y garantiza que una posible subida del IVA no afectará a los productos esenciales

LONDRES. Actualizado: Guardar
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Reino Unido entró en su segunda semana de campaña en la que los partidos se dedicarán a detallar sus propuestas electorales. El primero en presentar su programa fue el Partido Laborista reunido ayer en Birmingham. Acompañado de sus ministros, el 'premier' Gordon Brown prometió «reconstruir no sólo la economía, sino también la sociedad y la política», en el día en que de nuevo el escándalo por los gastos de los diputados salpicaba a los laboristas, porque la defensa legal de tres de sus diputados encausados será costeada por el contribuyente.

Bajo el lema «Un futuro justo para todos», el partido que aspira a conseguir un cuarto mandato se decidió por un programa que lleva como portada una familia que contempla el sol naciente. Dado el estado de las finanzas públicas y tras haber estado trece años en el poder, no se esperaban grandes sorpresas ni promesas de grandes gastos.

El programa dedica una página por entero a explicar que se tomarán «las decisiones difíciles» por las que se ahorraran 15.000 millones de libras (cerca de 17.000 millones de euros), gracias a la aplicación de un programa que busca más eficiencia en la Administración. Sin embargo, no se menciona el déficit público ni especifica cómo se atajará su reducción. Este es precisamente el problema que más preocupación levanta entre los mercados financieros y que, a pesar de ser el caballo de batalla electoral, ninguno de los grandes partidos explica claramente qué recortes piensa aplicar. Por otra parte, Brown prometió que no se aumentarán los impuestos sobre las rentas, aunque no descartó que esto pueda suceder con el IVA, si bien aseguró que no subirá para la comida, la ropa para niños, libros, y transporte público. La escenificación no estuvo exenta de polémica.

Acusaciones

Celebrada en un hospital público que abrirá sus puertas el próximo junio, los conservadores acusaron a los laboristas de haber roto con las reglas que impiden el utilizar edificios de la sanidad pública para motivos políticos. Brown rechazó las alegaciones de un plumazo al señalar que el edificio aún es propiedad de la constructora que lo levantó. Además, el reunir a los medios de comunicación y simpatizantes en el mismo espacio ofreció instantes en los que el fervor de los segundos chocó con frialdad de los primeros.

Hubo abucheos por parte de los políticos cuando los periodistas preguntaron sobre cuestiones incómodas. Pero quién se llevó la mejor muestra de las simpatías, en forma de risas burlonas, fue el periodista de 'The Sun' por la poca gracia que les hizo que la publicación de Murdoch les quitase el apoyo del que habían gozado en las tres anteriores contiendas.