Un empleado de la Bolsa de Atenas camina ayer por la sede de este edificio. :: REUTERS
Economia

España prestará 3.673 millones a Grecia

El Gobierno afirma que no se puede ser 'cicatero' cuando está en juego la estabilidad financiera de la zona euro Su coeficiente de participación en el rescate es del 12,24%

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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España contribuirá con 3.673 millones a la operación de salvamento crediticio de Grecia, que los ministros de Finanzas de la Eurozona acordaron el domingo por la tarde. La cantidad final de la aportación española es mayor que la barajada en el transcurso de la pasada cumbre de marzo, en la que se hablaba de una cuota nacional en torno a los 2.000 millones, que resultaba de un reparto en base a las diferentes participaciones nacionales en el capital del BCE.

Pero la parte correspondiente a España en los 30.000 millones comprometidos con Grecia asciende a un 12,24% del total, una vez descontadas las de aquellos países que no forman parte del euro. Los 3.600 millones equivalen, por ejemplo, a la subvención que en los presupuestos del Estado de este año van a recibir las empresas públicas españolas.

La mayor aportación a la línea de crédito la hará Alemania, con 8.376 millones, seguida de Francia (6.290 millones) e Italia (5.527). El tipo de interés fijado para la operación, en torno a un 5%, permite establecer que no se saldará con pérdida el negocio que los países de la zona euro realizarán prestándole dinero a Grecia.

Las autoridades españolas -desde la vicepresidenta Salgado al ministro de Fomento- se apresuraron a reprochar que no se puede ser 'cicatero' y escatimar los recursos necesarios cuando lo que está en juego es la estabilidad financiera de la zona euro. Y España menos aún, cuando sigue percibiendo ayudas y ha sido uno de los principales beneficiarios de los fondos estructurales y de cohesión, argumentó el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido. Desde el Partido Popular, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, ironizó con el esperpento que podría suponer si España, dadas sus dificultades presupuestarias, «tiene que pedir un crédito para ayudar a Grecia».

La agenda pactada por el Eurogrupo establece que las autoridades comunitarias se reunirán con las griegas una vez que estas formalicen su demanda de ayuda financiera (todavía no lo han hecho), para determinar cuantías y objetivos. El punto de partida es el Programa griego de Estabilidad. Se definirán los tramos para el libramiento de los capitales comprometidos. Los coordinadores de la operación (la Comisión europea y el BCE), podrán negarse a financiar objetivos que no estén directamente vinculados con el plan griego.

Parece descartado que el Fondo Monetario Internacional, del que se espera una línea de crédito para Grecia este año de en torno a 15.000 millones, y el BCE actúen cada uno por su lado en el plan de ayuda a Grecia. Más bien lo harán simultáneamente, aunque atendiendo a necesidades diferentes. Las aportaciones bilaterales de los socios de la Eurozona se canalizarán a través del BCE.

El tipo del 5% es inferior al 6,3% que rige para las operaciones de bonos del Estado a tres años. En la Comisión, no obstante, esperan que la decisión del Eurogrupo calme los mercados y abarate los precios. Aunque el plan del Eurogrupo tiene un horizonte temporal de 3 años, los socios del euro confían en que Grecia retorne a unas condiciones de financiación normales ya este año, lo que haría innecesaria el mantenimiento del programa los dos años próximos.

En los mercados, Grecia logró un respiro, pero los inversores se mostraron muy cautos. La adopción del plan de ayuda suscitó cierto optimismo, y una ligera reducción del diferencial entre los tipos de interés de los bonos griegos respecto a los alemanes, así como un repunte del 3,99% en el principal índice de la Bolsa de Atenas. El euro recuperó parte del terreno perdido, pero no llegó a consolidar su escalada inicial, y lo mismo ocurrió con los mercados de valores, que fueron perdiendo fuelle a lo largo de la jornada. Un brusco descenso del precio del crudo restó valor a las petroleras y si bien los bancos celebraron la noticia, pronto se impuso la prudencia de los inversores. La Bolsa de Madrid se apuntó las mayores ganancias entre los parqués europeos, con un moderado avance del 0,58%.