Jerez

Encarnación orante en las Clarisas

La dolorosa está hoy de besamanos en la calle Barja

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Una enorme lona cuelga en la puerta principal de la casa de hermandad del Santo Crucifijo de la Salud. En ella, enmarcada en su perfecto paso de palio, se ve a la Encarnación reluciente a la luz de su candelería, donde se dibuja un elegante soneto de Enrique Víctor de Mora que te invita a acudir hasta el convento de San José, de las hermanas Clarisas de clausura. Y es que, aparte de las mejores magdalenas de chocolate de la ciudad, las camareras perpetuas de la Virgen de la Encarnación guardan desde la noche del viernes otro tesoro entre sus celosías, quizá el más grande que nunca pudieran soñar. A la propia María Santísima de la Encarnación, que hoy se expone en besamanos en la capilla del convento.

La historia se remonta a casi dos atrás, cuando la cofradía decide nombrar a las monjas de clausura de la calle Barja camareras perpetuas de la Virgen de la Encarnación, cargo que aceptaron entre sorprendidas y emocionadas. Desde el principio demostraron su amor a la Madre de Dios, y el primer encuentro entre dolorosa y camareras se produjo el año pasado, cuando la cofradía decidió cambiar por completo la estructura de su Corona Dolorosa para llevar a la imagen hasta el convento, para que las hermanas la pudieran conocer. Allí se vivieron momentos inolvidables, con la Encarnación vestida de franciscana gracias a la pericia de Fernando Barea, un vestidor que ha vuelto a poner el listón imposible de alcanzar con su arriesgada apuesta en el traslado del pasado viernes, cuando la dolorosa lució un tocado al estilo de la Virgen de las Aguas, de Sevilla. Fue el momento de recoger los primeros regalos de sus camareras: un rosario, un crucifijo, un pañuelo. Todos símbolos de la alegría de tener, aunque fuera por una hora, a la Virgen de la Encarnación entre los muros del convento de San José, un gran desconocido en la ciudad que hoy será descubierto gracias a la decisión de la hermandad de trasladar el besamanos de la Encarnación de María de la parroquia de San Miguel hasta el convento de Barja.

Es una decisión que intenta devolver el cariño recibido hace un año, y que permite a las monjas Clarisas ver, quién sabe ya hasta cuando, a la que desde hace dos años es centro de sus oraciones y de sus plegarias. La hermandad trasladó en la noche del viernes a la imagen con la intención de que pasara un fin de semana completo con sus camareras, que asistieron emocionadas al cambio de vestimenta de la Encarnación el sábado por la mañana. Todo fueron facilidades para la hermandad desde la clausura más estricta gracias a la predisposición de la comunidad religiosa, que ha vivido con intensidad los momentos previos a un día que está marcado en rojo por la hermandad del Santo Crucifijo.

El besamanos

Será hoy cuando la hermandad tenga expuesta en el convento de San José a María Santísima de la Encarnación, la dolorosa obra de Castillo Lastrucci. A las ocho de la mañana la comunidad tiene su Eucaristía dominical, a la que asistirá la cofradía del Santo Crucifijo de manera corporativa, y desde entonces, una vez finalizada la misma, será el momento de besar las benditas manos de María Santísima de la Encarnación. Ésta luce sus mejores galas gracias a la restauración reciente del manto por Ildefonso Jiménez, la corona de oro de la hermandad que realizara Marmolejo y la saya blanca de tisú que ya luciera en la Madrugada, y que debido al carácter pascual y no penitencial del acto se ha considerado la más apropiada para la ocasión.

La cofradía no ceja en su empeño de que la devoción a María Santísima de la Encarnación crezca, siempre oscurecida por la bendita sombra del Santo Crucifijo de la Salud. Por ello, ha dispuesto algunos actos solemnes alrededor de su imagen titular que completen la jornada de besamanos que terminará a las 20.30h, que es la hora fijada para cerrar las puertas y preparar el nuevo traslado hasta la iglesia de San Miguel Arcángel. Por ello, a las doce de la mañana se rezará y cantará por parte de la comunidad religiosa el Regina Coeli, rezo que sustituye en el tiempo pascual al Ángelus. Una hora más tarde la cofradía recibirá corporativamente a los nuevos hermanos que se hayan dado de alta en Cuaresma en la corporación y está prevista una ofrenda floral de la Archicofradía del Rosario de los Montañeses a la una y media de la tarde. Finalmente, a las siete de la tarde se rezarán y cantarán de manera solemne las vísperas. Una nueva demostración de que en las cofradías no todo está inventado... Y mucho menos, cuando está en juego la devoción a la Madre de Dios. A la Encarnación.