EL TRANVÍA

UNA AUSENCIA Y UNA JUGADA

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Trabajadores municipales que no cobran, manifestaciones en las calles y a las puertas del Ayuntamiento, un concejal que abandona la Junta de Gobierno Local por discrepancias, un Manuel Chaves que viene a decir que el Ayuntamiento debe ser capaz de resolver sus problemas por sí solo... Todo eso -y bastante más- sucedió en el primer tramo de la semana, dibujando un Consistorio al que se le acumulan los problemas y que se asoma poco a poco al precipicio. Fue antes de que llegase el viernes, el día anunciado a bombo y platillo como el elegido para cortar las cabezas de los asesores y sorprender con la (no) destitución de Francisco Benavent como delegado de Juventud, Distrito Norte y Ciudad del Flamenco. Pero hete aquí que la primera edil, la capitana de un barco que hace aguas por todas partes, no estaba en Jerez. No. Ni estaba ni estaba claro del todo dónde se encontraba. Y mucho menos lo que estaba haciendo. Hay quien cuestiona, incluso, que, como se dijo oficialmente desde el propio Ayuntamiento, estuviese en Madrid el miércoles para asistir a reuniones de trabajo propias de su cargo como primera edil. Sea como fuere, la cuestión es que no estuvo cuando en Jerez estaba cayendo uno de los mayores chaparrones sociales, económicos, laborales y políticos que se recuerdan en la historia reciente de la ciudad.

Estamos en Jerez, la ciudad del vino, el flamenco, los caballos y desde hace ya un tiempo también del paro, las deudas y los rumores. Y estos últimos están al orden del día. Se propagan a una velocidad endiablada, a la par que peligrosa. Cierto es que la mala baba campa a sus anchas y encantada de la vida en estas circunstancias, pero, dejando a un lado las posibles intoxicaciones sobre las razones de su ausencia, no es de recibo que ni estuviese ni se la esperase cuando tanta falta hacía aquí. Como tampoco lo es que no asistiese al pleno del lunes que ella misma convocó de urgencia para pedir al Estado un adelanto de los fondos que mensualmente aporta al Consistorio jerezano.

Y, por cierto, llegó el viernes. Ahora ya nadie podrá echarle en cara a la alcaldesa lo de los asesores, porque se los ha cargado a todos -menos a los tres del grupo socialista-. Ni que su marido sea el jefe de Gabinete de Alcaldía. Nada de eso. La jugada (política) tiene su aquél, independientemente de que las elecciones estén a la vuelta de la esquina o de que el partido le haya exigido o no que prescinda de ellos: ha servido a sus 'enemigos' las cabezas de quienes focalizaban muchos de los ataques que recibía y borra de un plumazo sus argumentos. Pero en política casi nada se hace de forma gratuita, por lo que a buen seguro que espera, además de eso, disponer ahora de una serie de armas para negociar. Por ejemplo, con los sindicatos. Porque el plan de viabilidad del Ayuntamiento sigue siendo, en estos momentos, su gran caballo de batalla. En cualquier caso, ha hecho lo que tenía que hacer. Aunque tarde, muy tarde.