Los técnicos siguen el experimento desde el centro de control del CERN. En primer plano, un gráfico de la colisión de partículas. :: REUTERS
Sociedad

Y se hizo el Big Bang... por segunda vez

La tecnología humana logra reproducir la energía que dio lugar al nacimiento del UniversoEl Gran Colisionador de Hadrones registra choques de partículas a una velocidad jamás alcanzada en su primer día de funcionamiento

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Los humanos podemos, al fin, jugar a ser Dios». Este pensamiento burbujeó ayer por la mente de más un científico al conocer el gran hito establecido por la historia de la ciencia y de la humanidad gracias al Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por su siglas en inglés). En este avanzadísimo ingenio que opera en Suiza, a cien metros bajo tierra, se registró el choque de partículas a velocidades jamás alcanzadas. Por primera vez la tecnología humana era capaz de recrear la energía primigenia que dio lugar al universo, el 'Big Bang', la explosión cósmica de un inefable poderío que originó todo y que se pudo reproducir a escala en el mayor colisionador atómico del mundo. Los científicos del Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) conseguían, por fin, ayer desencadenar choques de protones de alta energía la súper-velocidad de 7 Teraelectrovoltios (TeV), un choque generador de una energía récord que recreaban las condiciones que siguieron a aquel estallido universal de hace casi 14 millones de años y que supone a su vez el inicio de un esperanzador camino para desvelar los grandes enigmas del cosmos.

El logro se celebró con enorme algarabía en el mundo científico. Cuando los detectores Atlas, Alice, CMS y LHCb del Gran Colisionador de Hadrones confirmaron el choque de unos billones de partículas subatómicas a la vertiginosa e inédita velocidad de 7 TeV, la sala de control del CERN fue un clamor. Había clara consciencia de que la humanidad entraba en una nueva era, la de la 'Primera Física', que supone el comienzo de una serie de millones de choques similares que se producirán a lo largo de los próximos dos años en este 'túnel cósmico', generando una ingente batería de datos sobre los que los físicos investigarán la consistencia de la 'materia oscura' o 'antimateria' haciendo chocar las partículas que rozarán la velocidad de la luz.

El éxito del LHC llegó al tercer intento y tras dos fracasos consecutivos a lo largo de la mañana. «Estamos una milmillonésima de segundo después del Big Bang», porfió el portavoz del CERN, James Gillies. «Es momento emocionante», afirmó Steve Myers, director de aceleradores y tecnología del CERN, situado cerca de Ginebra.

«Es el inicio de una nueva era», precisó en Ginebra la física y científica Paola Catapano, portavoz del CERN. «Es un momento fantástico para la ciencia. Estamos al principio de un largo y emocionante recorrido de la física de partículas», coincidía Rolf Heuer, director general del CERN, que confirmaba el éxito de la prueba en una videoconferencia desde Japón, donde Heuer se hallaba junto al director científico del laboratorio, Sergio Bertolucci. Los responsables del acelerador tienen la «certeza» de que repetirán esta hazaña «con éxito varias veces». El LHC aún no ha desplegado todo su potencial. Está diseñado para producir choques a una velocidad de 14 TeV, lo que supone alcanzar el 99,99% de la velocidad de la luz, un hito que podría ser una realidad en 2012.

Científicos de todo el mundo procesan y analizan ya los datos de la espectacular colisión en una gigantesca red de ordenadores. Buscan evidencias de un eslabón perdido conocido en la teoría como 'el bosón de Higgs', comúnmente llamado la 'partícula de Dios' y cuya existencia fue teorizada por los científicos Peter Higgs, François Englet y Robert Brout hacer cuatro décadas. Esta partícula sería crucial para explicar la masa de las partículas elementales y por qué sus masas son tan diferentes entre sí. Los físicos sueñan con que los experimentos del LHC permitan esclarecer la composición de la «materia oscura» y la «energía oscura», elementos invisibles que podría explicar un 96% del cosmos.