R. Carrión y Clara Traverso son los redactores del estudio. :: J. C. C.
Jerez

«Los adolescentes tienen peor imagen de lo que son en realidad»

Dos años de trabajo y más de 2.200 encuestas han dibujado un perfil de comportamiento de los menores andaluces José Rodríguez Carrión Director del Grupo de Investigación Social (GUIS)

JEREZ. Actualizado: Guardar
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El Grupo Universitario de Investigación Social (GUIS), que dirige José Rodríguez Carrión y tiene su sede en la Escuela Adscrita, acaba de publicar un estudio sobre la Concurrencia de comportamientos de riesgo (violencia, consumo de alcohol, drogas y conductas sexuales) en estudiantes de ESO en el que demuestra que la familia, la escuela y los medios de comunicación son vitales en la educación de los adolescentes de entre 12 y 16 años.

-¿Cuáles son las principales conclusiones del estudio?

-El objetivo era analizar primero cómo incide cada comportamiento de riesgo en los demás, es decir, si el hecho de que los adolescentes beban, o que tomen sustancias no legales, influye en en que sean más violentos o tengan conductas de riesgo en sus prácticas sexuales, y se constata que sí. Lo más interesante ha sido corroborar qué une a los que no tienen esos comportamientos: la relación con sus padres, la transmisión de los valores y la relación escolar. Cuando la comunicación con los padres y los valores que les transmiten son buenos los comportamientos de riesgo son menores y cuando la relación con los profesores o las actividades extraescolares son mayores, hay menos comportamientos de riesgo.

-Entonces, se vuelve a demostrar que los pilares básicos para la educación son la familia y la escuela.

-Y los medios de comunicación, que en la situación actual no están influyendo para bien. El problema es que determinadas series que se ven en televisión no reflejan la vida cotidiana de los adolescentes. La gente está equivocada con que hay mucha violencia en la tele, pero lo cierto es que está en horario de protección de menores. Hay pocas cosas más violentas y más sexuales que las que se producen entre las cuatro y media y las siete y media de la tarde. Cualquier serie de las diez de la noche son dibujos animados comparados con estas horas.

-¿Hay lugar para la esperanza?

-Sí, la concurrencia demuestra que hay factores esperanzadores.

-¿Los adolescentes tienen mala imagen?

-Sí, tienen una peor imagen de lo que son en realidad por una razón muy sencilla: porque la construimos los adultos, a los que se nos olvida que fuimos adolescentes. Y el otro factor principal es que se les exige que dejen de comportarse como niños pero cuando empiezan a comportarse como mayores los frenamos y se produce esa dura diatriba.

-¿Por qué se centra el estudio en adolescentes?

-Porque en esa etapa se concentran los comportamientos de riesgo que después marcan la vida del joven. Los consumos, las conductas violentas y las sexuales empiezan en la adolescencia. Muchas de las herramientas para trabajar con futuros adultos hay que ponerlas en marcha en ese momento. Después es tarde.

-Parece que los padres no lo están haciendo tan mal.

-Se puede hacer mejor. Hoy los niños lo tienen todo a cambio de nada. Los padres caen en el error de proporcionarle a los niños todo aquello que ellos no pudieron tener pero el hijo se lo tiene que ganar de alguna manera. ¿Qué ocurre? Que no lo valoran. Nos creemos que al darle un buen ordenador, hemos cumplido la función de padre pero ¿controlamos lo que hacen en internet? Y están tres horas al día. Un factor que influye clarísimamente en los comportamientos es la comunicación con los padres y es que, además, los hijos lo exigen. No quieren estar tutelados por los padres pero sí quieren que estén ahí cuando haga falta. Necesitan saber que están ahí. La transmisión de valores es un gran factor protector.

-¿Qué se puede hacer?

-Nadie se mete con que los niños consuman en un botellón y hay cosas más palpables: a las chicas con 15 años las dejan pasar a las discotecas y al novio, con 17, no. Los chicos que están en el botellón tienen conductas sexuales de riesgo en mayor medida, casi el triple, de los niños del botellón 1 de cada 5 consume droga mientras que la media general está en un 7%, mucho menos. Lo que no tiene sentido es poner un coche de Policía para que los niños no molesten a los vecinos, a los votantes. A los adolescentes les joderá que nos preocupemos por ellos pero es lo que piden, que alguien lo haga.

-La principal de las variables estudiadas es el alcohol ¿no?

-Es lo más precoz y lo principal. Se comienza a los 13 años y conlleva consumo de tabaco y de sustancias ilegales. En 3º de ESO es donde están los peores resultados, coincide justamente con los 14 años, también cuando se inician las relaciones sexuales con penetración (1 de cada 6). Es importante saberlo porque les estamos poniendo la vacuna del papiloma a las chicas con 15 años y puede ser que a 1 de cada 6 la estamos dejando fuera de cobertura, y si a alguien le parece poco, que piense que puede ser su hija.

-¿Cuál es el próximo proyecto del grupo de investigación?

-Analizar estos comportamientos en el Bachillerato para ver cómo evolucionan.

-En el estudio, ¿hay algo en lo que destaque la provincia de Cádiz?

-Somos la segunda provincia de Andalucía en precocidad de relaciones sexuales: 1 de cada 5 ha tenido relaciones con penetración. La primera es Sevilla y Almería es la última. No hay razón que lo explique.

-¿La agresividad se da en las aulas o fuera?

-Fuera, el contexto se nota en dos vertientes: el concepto de la violencia y la participación en conductas violentas. Consideran que pegarle a un compañero o profesor no es violencia, para ellos la violencia es la burla. Amenazar sólo es violencia para el 30%, para la mitad pegar es violencia y para la otra mitad no y la burla es violencia para 3 de cada 4. Por otro lado, 1 de cada 6 reconoce que participa en conductas violentas cuando la deseabilidad social te hace negarlo. Hay otro dato que es la participación en vandalismo (entendido por romper cosas del colegio o de los compañeros) y casi un 15% reconoce que lo hace. Y hay una relación directa entre quienes llevan móvil a clase y las conductas agresivas.

-¿Hay motivos para preocuparse?

-Que un 50% con 14 años beba alcohol, que la mitad de los que beben elijan el botellón y que 1 de cada 5 tome drogas y que el 36% de las niñas de 15 años tengan como lugar preferido de consumo de alcohol las discotecas me preocupa porque se supone que tienen la entrada prohibida. Que 1 de cada 6 tenga relaciones y que, con 13 años, 1 de cada 8 haya tenido relaciones con penetración, me preocupa, pero es más importante que haya datos esperanzadores. Siete de cada 8 no han tenido relaciones, la mitad no bebe alcohol, 6 de cada 7 no son violentos... Hemos conseguido encontrar un nexo común: la relación con los padres y los valores que les transmiten. Los chicos que tienen mejor relación con los profesores, mejores notas y más actividades extraescolares tienen menos comportamientos de riesgo. Ahí está la clave. Se calcula que la mitad de los profesores de Secundaria tienen problemas de ansiedad. Muchos se quejan de que los padres delegan la educación en ellos, y que a veces no se atreven a reñirle a los niños por miedo a los padres. No se puede ser coleguita de los hijos. Ya lo dijo el juez Calatayud: tienen que marcar límites, reglas del juego y valores. El ámbito familiar es clave y tiene que ir unido al del maestro. En esto tenemos una gran herramienta para trabajar que son las Ampas.

-Estas conductas de riesgo están aumentando en los últimos años o es que ahora tenemos los recursos para medirlo?

-Las dos cosas. Ahora tenemos los recursos y, sobre todo, ahora hay menos miedo a hacer determinados estudios. La violencia se ha estudiado desde el año 2000 y los consumos también pero en niños tan pequeños daba cierto reparo. El sexo sí se ha estudiado en adolescentes tardíos pero en los jóvenes no tanto porque la hipocresía de la sociedad hace que se pueda preguntar de todo pero de sexo, no. En la encuesta se les pregunta si tienen miedo de los padres o se sienten maltratados en casa, cosa a que mí sí que me preocuparía, pero no han reaccionado mal. Las de sexo sí molestan.

-¿Qué ha sido lo más difícil?

-Consensuar la encuesta entre los nueve investigadores e interpretar los datos. Son 2225 encuestas con 199 variables y salen millones de datos. Nosotros también tenemos miedos y acordar lo que se publica es difícil. Cuando se dice que 1 de cada 5 niños que hacen botellón consume droga se puede malinterpretar.

-¿Qué ha aprendido en estos dos años?

-A admirar a los profesores de instituto. Hacen un trabajo fantástico y de ellos dependen muchas cosas.

-El año que viene llega Trabajo Social al Campus de Jerez. ¿Qué futuro ve para el grupo?

-Mientras que haya vida universitaria, el grupo no tiene por qué desaparecer. Es un grupo de la UCA, con sede en la escuela adscrita, y estamos dentro del Plan Andaluz de Investigación. Si en algún momento nos dedicáramos a algo que no fuera universitario, en Andalucía también hay un plan andaluz para grupos no universitarios.