Pelosi se fotografía con su nieto Paul Michael, de 3 años. :: REUTERS
MUNDO

La flamante 'abuela de San Francisco'

Nancy Pelosi Portavoz del Congreso de EE UULa líder demócrata cosecha una avalancha de elogios por su decisivo papel en la aprobación de la reforma sanitaria

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La aprobación de la reforma sanitaria por el Congreso en una tumultuosa semana para la historia ha servido para mostrar la complicada tarea de legislar medidas sociales de gran calado en Estados Unidos, no importa la urgencia de transformar un sistema profundamente desigual que mantiene a una parte importante de sus habitantes sumidos en la más absoluta desprotección. Con las fuerzas republicanas al borde del amotinamiento por lo que consideran «un ataque a los fundamentos de la nación» -a la concepción ultraliberal inyectada por Ronald Reagan en la década 1980, cabría puntualizar-, el triunfo de Obama cobra una trascendencia no vista desde que Lyndon Johnson sacó adelante el seguro gratuito para los mayores de 65 años -'Medicare'- en 1965.

Justo pues que al inquilino de la Casa Blanca le sigan lloviendo flores -una ligera mayoría de los estadounidenses es favorable a la norma- después haber apostado su capital político a la aprobación del proyecto estrella de la legislatura. Sin embargo, buena parte de su éxito se apoya en el trabajo y en la actitud ganadora de unos pocos líderes demócratas que en los momentos más duros de la batalla marcaron la diferencia a la hora de juntar los apoyos necesarios en las divididas filas del partido. Entre todos emerge la figura de una mujer que ha sabido imponer un temperamento de hierro cuando peor pintaban las cosas para su jefe, primero luchando contra la opinión del influyente jefe de Gabinete, Rahm Emmanuel, quien llegó a empujar a Obama para que diera marcha atrás a la ley a raíz de la pérdida de un senador clave en Massachusetts, y luego multiplicándose en la Cámara de Representantes de la que es portavoz para meter en vereda a una docena de demócratas opuestos al aborto sin cuyo apoyo no se habría alcanzado la cifra mágica de los 216 votos.

Con 70 años recién cumplidos, Nancy Pelosi es la nueva heroína en Washington. Lo corrobora toda la prensa y la glorifican sus compañeros más escépticos. «La verdad es que han sido un puñado de victorias extraordinarias. A veces miraba cómo estaba la situación y me decía: '¿Cómo se las va a apañar este vez para convencer a ése?' Y al poco rato te enterabas de que lo había logrado de nuevo», comentó el congresista demócrata por Nueva York Anthony Weiner horas después de la votación. «La historia más importante aquí es como Pelosi arrastró a Harry Reid -jefe de la Mayoría Demócrata en el Senado- y a Barack Obama hasta la meta», añadió.

«Suena realmente bien»

Preguntada en la cadena ABC si se sentía «la mujer más poderosa de los últimos cien años», la congresista californiana, poco dada a pecar de falsa modestia, sonrió y dijo: «Eso suena realmente bien». Incluso los defensores más incondicionales de Obama conceden que el decidido compromiso de Pelosi con la reforma, su férrea determinación y tenacidad arrastrando a los dubitativos demócratas marcó la diferencia entre un ignominioso fracaso y la victoria. Quede para enmarcar el arreón que dio a los suyos cuando el asedio republicano hacía temer lo peor. «Abriremos una puerta, y si está cerrada, saltaremos la valla. Y si es demasiado alta, saltaremos con pértiga. Y si eso no funciona, nos lanzaremos en paracaídas, pero vamos a aprobar la reforma sanitaria».

«Es Lyndon Johnson con falda», apuntó el estratega político Mark Siegel, comparándola con el que a juicio de muchos historiadores es el gran presidente reformista norteamericano, impulsor de decenas de leyes sociales que todavía hoy sostienen el estado de bienestar.