El primer ministro de Grecia, George Papandreu (centro), a su llegada a la cumbre europea, el pasado martes en Bruselas. :: AP
Economia

Zapatero esquiva la crisis griega

La operación no termina de alejar el fantasma de una nueva ofensiva contra la deuda de los estados más débiles España aportará un 12% del total de las ayudas previstas para el rescate del país heleno

MADRID. Actualizado: Guardar
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El eventual coste para España de solventar la crisis griega son unos 2.000 millones de euros en préstamos de último recurso. La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los socios de la moneda común ha salvado otro impacto en los mercados al dar por válidos, de partida, los propósitos del drástico plan de ajuste del país heleno y remitir una eventual operación de rescate al Fondo Monetario Internacional (FMI). Si todo falla, serán los estados 'euro' quienes le proporcionarán préstamos bilaterales.

Corresponde a España una cuota cercana al 12% del total. Ésa es la proporción que alcanza en el Producto Interior Bruto (PIB) del conjunto que comparte la divisa única. En el sistema europeo de bancos centrales su participación se reduce al 8%, porque los países del euro sólo poseen el 70% del capital. El otro 30% lo desembolsó el resto de los socios comunitarios. Pero ya está claro que en socorro de Grecia no van a acudir ni el Reino Unido ni Suecia, entre otros estados miembros de la UE, pero ausentes del euro.

Frente a la crítica de la oposición -Mariano Rajoy recordó que no están las arcas públicas españolas para soltar 2.000 millones-, Zapatero replicó que este tipo de iniciativas no tiene coste neto, sino que se devuelve con intereses. Pero el fantasma de una nueva ofensiva contra la deuda de los países más débiles no está ni mucho menos despejado. Grecia tiene que refinanciar 16.000 millones de débito entre el 16 de abril y el 23 de mayo. La clave está en plazos y precio. Parece claro que el respaldo del Eurogrupo hará factible la negociación.

El Gobierno español sabe que capear la crisis griega no resuelve los problemas de la economía nacional. Ayuda que el diferencial con el bono alemán haya vuelto a los 69,6 puntos básicos el viernes -tras dispararse a 100 puntos- porque la financiación se abarata un poco. También supone un respiro el repunte de los mercados de valores, con el Ibex-35 en el nivel de los 11.000 puntos.

No obstante, agentes económicos, analistas y expertos mantienen que la credibilidad de la economía española aún está en juego. No se trata de replicar a los calificativos de los medios de comunicación anglosajones que inscriben a España en el grupo de los PIGS, acrónimo formado con las iniciales en inglés de estos estados. También significa cerdos, por haber engordado en tiempos de bonanza y tener mayores dificultades para salir de la recesión.

Tampoco basta con marcar las diferencias en momentos en que las agencias de calificación ponen el foco en la deuda portuguesa, como ocurrió cuando Fitch recortó de forma drástica la nota del país vecino. Ahora preocupa que Zapatero no sea capaz de trasladar a los mercados internacionales el firme compromiso de enderezar las cuentas públicas. En las últimas horas, desde los catedráticos de Fedea -fundación nacida del impulso del Banco de España y las grandes empresas- hasta dirigentes bancarios y de cajas de ahorro, recuerdan al Ejecutivo que mantener la credibilidad debe ser el principal norte de su política económica.

En auxilio del Ejecutivo pueden acudir algunos sectores favorecidos por las medidas urgentes que conforman el paquete del pacto de Zurbano. Que el Gobierno ponga en marcha cuanto antes el crédito directo del ICO a las pymes, entre otras actuaciones, ayudará a transmitir la idea de que se ha acabado con la parálisis, pero también dejará en evidencia la incapacidad de alcanzar un pacto de mayor calado en el conjunto de las fuerzas políticas, que se han negado a suscribir un acuerdo global para no hacerse la foto y evitar dar un respiro al Gobierno.