DESDE SU PERIÓDICO

En realidad dada la personalidad pública de un escritor como Delibes lo único que puedo hacer desde la convivencia y la amistad de muchos años es algo así como realizar un acto de presencia escrita. Gracias a sus iniciativas y dirección, 'El Norte de Castilla' no sólo prosiguió ofreciendo una lado cultural que en los años veinte y treinta del siglo pasado compartía las grandes firmas de entonces con los grandes periódicos del país, sino que alcanzó probablemente su momento más prestigioso, porque no se limitó Delibes a mostrar de nuevo las mejores colaboraciones de estos otros años, sino que logró ampliar la acción del periódico en algunos planos de cosas entonces inéditos y que luego han sido casi preceptivos para los periódicos actuales: pongamos por caso una sala de conferencias y un interés por asuntos en los que los periódicos de entonces no abundaban ciertamente; y la opinión de "El Norte" contaba como la de los periódicos de Madrid. Y probablemente, en los tiempos de la censura era leído por quien correspondía con desconfianza, incluso si era claro para el que quería ver que no éramos gente ideologizada ni radicalizada aunque ahora no sé si podrían decirse tantas cosas que entonces escribimos, sin provocar un cierto alboroto.

De todos modos, lo que hizo Delibes fue como iniciar y consolidar una cierta manera de hacer un periódico y favorecer un ámbito acogedor a sus lectores que en los años siguientes fue el estilo y el tempo en los que seguir trabajando. No es la hora de la muerte de Delibes una hora ni siquiera para hablar de los asuntos más serios del periódico y, mucho menos, de los otros aspectos de la convivencia diaria, incluso de los lectores que, mientras el periódico estuvo en la ciudad pasaban por all. Como nos ocurre siempre en la ausencia que seguirá se nos revela mucho más claro lo que les debíamos, pero nos queda el afecto y el manierismo de lo que era un nuevo periódico ya sólo nos queda el recuerdo de lo mejor de aquel tiempo, para nuestro gobierno de ahora.