José Antonio Martel presenta su retrospectiva realista en Ubrique

José Antonio Martel es uno de esos tipos que hacen lo que hacen por amor al arte. Enfrascado en su estudio y en sus clases como profesor de Secundaria, al licenciado en Bellas Artes ya le ha llegado la hora de demostrar a un reducido universo que en la Sierra también hay buenos pintores y, sobre todo, gusto por las artes plásticas. Aunque tímido, el pintor ya ha inaugurado -después de casi 20 años sin exponer- su muestra retrospectiva. Lo hizo el viernes, tras un sencillo acto con amigos en la sala de San Juan de Letrán de Ubrique.

Allí cuelgan, hasta el 26 de abril, 30 cuadros de gran formato que Martel ha ido creando a lo largo de su ya dilatada trayectoria. Destaca sobremanera uno de más de 2 metros en el que el autor dibuja la fiesta típica ubriqueña, la de los Gamones.

La mitad de la producción refleja paisajes de la época, la otra corresponde a retratos, en su mayoría de los personajes más queridos por el artista.

La escuela de Matheu, un pintor impresionista que pasó por la Sierra en la mitad del siglo XX, ha calado mucho en Martel, que dota a sus piezas de un cuidado realismo. «Aquí hay mucha afición por el diseño y eso se refleja en la manufactura de la piel que tan bien se hace aquí», destaca José Antonio Martel.