Rafa Muñoz volvió a los entrenamientos hace un mes y medio y en Cádiz ha conseguido la victoria en todas las pruebas que ha disputado. :: L. V.
LA PRÓRROGA

El regreso del genio más aclamado

Rafa Muñoz, doble bronce mundial, recupera el tono a base de medallas en el Andaluz en Cádiz

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Rafa Muñoz es un chico tranquilo. Un veinteañero que, como tal, disfruta con las cosas normales que centran la atención de cualquiera a su edad. Siempre ha sido un gran deportista y la natación ocupó la mayor parte de su tiempo desde que apenas era un niño. Con él creció un genio, un ganador nato que saltó al estrellato el verano pasado, cuando se convirtió en el único nadador nacido en España en conseguir dos medallas en un Campeonato del Mundo. Fue en Roma y su actuación hizo vibrar a muchos. Incluso puso en un aprieto a Michael Phelps, el mejor de todos los tiempos.

Fue en la carrera más espectacular del campeonato, la final de los 100 metros mariposa, que ya venía marcada por unas polémicas declaraciones del serbio Mirolac Cavic en las que acusaba a Phelps de adulterar la competición al no utilizar los famosos bañadores Arena o Jacked, cuyo material principal es el poliuretano. El estadounidense desafiaba a las nuevas tecnologías que ya la propia FINA se ha encargado de prohibir. Un choque de egos que a punto estuvo de ridiculizar el cordobés, finalmente tercero y medalla de bronce, que se sumaba al metal del mismo color que ya había conseguido en la prueba corta. Su irrupción fue mágica e inesperada.

Desde ese momento, Rafa ya no ha vuelto a ser el mismo. Los altos estamentos del deporte nacional se frotaban las manos con la aparición de un deportista cuyas condiciones lo convierten en el abanderado de la natación. Una promesa de futuros triunfos venideros. A él, sin embargo, el éxito y la presión que desprende le hacen reflexionar. No comenzó en este deporte para pasarlo mal, sino para disfrutar. Después de convertirse en el centro de todos los 'flashes', decidió guardar los bártulos y tomarse un tiempo para sí mismo. Ya lo avisó antes de marchar a Roma, en unas declaraciones que han dado ya muchas vueltas: «No quiero llegar a los 28 años para darme cuenta de que he perdido mil cosas por la natación, los amigos, la pareja... No quiero sentirme culpable. Yo no soy ambicioso y las cosas que me gustan no se compran».

Le ha costado mucho decidir sobre su futuro. Ha tenido que aguantar las críticas de aquellos que asociaron su éxito a las ventajas del plástico. Estuvo cerca de abandonar. En la Federación se llevaban las manos a la cabeza al darse cuenta de que su más firme apuesta corría el riesgo de perder el tren de la gloria por una crisis existencial.

Victorias esperanzadoras

Pero Rafa parece haber aclarado sus ideas. Tras seis meses desconectado ha decidido volver a prepararse y poco a poco está consiguiendo recuperar su tono.

En este Open de Andalucía que se celebra en Cádiz ya se ha adjudicado el oro en sus dos pruebas favoritas, aunque con marcas que distan mucho de lo que él puede dar. El viernes en los 100 metros no tuvo problemas para quedar primero con su 55.60, muy lejos del 50.41 que le valió en la citada prueba de Roma para batir la mejor marca europea que él mismo ostentaba. Tampoco ayer dio el máximo en la prueba corta con sus 25.63; aún le falta un mundo para poder rozar los 22.43 que le dieron el récord mundial en el último Open de España celebrado en Málaga. Tampoco ha tenido problemas para llevarse la victoria en las pruebas libres.

Ya venía avisando de que ha vuelto con todas las de la ley hace un par de semanas en Madrid. Menos de un mes de entrenamientos tras un largo parón y el cordobés recuperaba su idilio con los 50 mariposa. «Estoy cansado pero contento. Por eso pedí nadar pruebas cortas en estos Campeonatos de España por Autonomías. Es importante ir cogiendo sensaciones de competición de cara a esta temporada en piscina larga» dijo en la cita en la que Andalucía finalizaba tercera. Un respiro para Juan Biota, presidente de la FAN, y para todos los que siguen creyendo en él. Ahora le queda mucho para volver a ser el mismo pero sus sensaciones son positivas. En su mente está conseguir la marca para los Europeos y en el horizonte, los Juegos Olímpicos de Londres. Aunque ninguna medalla, ningún mérito deportivo conseguirá cambiar a ese chico de mirada huidiza que tiembla cuando le reclama la prensa, que se agita cuando le hablan de su pasado. Rafa no es ambicioso. Sólo quiere ser feliz.