Sociedad

El último secreto

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El oleaje se estrella en la costa. La espesa vegetación se esconde detrás de una pared de rocas, donde asoman pequeñas grutas. Orificios pulidos durante siglos por la acción del mar salpican la bahía convertidos en refugios improvisados de hipotéticos náufragos. El entrañable lugar muestra su cara más adversa con el despertar del viento. El silbido de la brisa se confunde con el romper de las olas. Es la 'bahía del Inglés', lugar donde las últimas investigaciones ubican un suculento tesoro. Cuentan que el marinero español Juan Esteban de Ubilla y Echeverría comandaba en 1714 la flota instalada en Veracruz. Transportaba un importante cargamento con 800 barriles de monedas de oro y joyas. Pero el capitán, al no fiarse del buen uso de tal fortuna, decidió enterrarla en la isla de Robinson Crusoe. Nunca pudo volver a recuperarla, pues murió en una tormenta al intentar regresar. La noticia llegó en 1761 a oídos del capitán inglés Cornelius Webb, quien a bordo del 'Unicorn' encontró el tesoro, pero ante el riesgo de amotinamiento de su tripulación optó por incendiar su propio navío y huir. Antes escribió una carta contando lo ocurrido y detallando la ubicación del tesoro a Lord George Anson. La misiva nunca llegó a su destinatario. Sin embargo, en 1950 apareció.

A raíz de esta fantástica historia, el millonario estadounidense Bernard Keiser inició en 1998 una excavación en busca del preciado cargamento. Durante diez temporadas horadó con ayuda autóctona el suelo isleño sin resultado alguno, salvo algunas monedas de plata españolas. . Los últimos estudios fijaban la cruz del mapa del tesoro en la 'bahía del Inglés'. Pero problemas de salud de Keiser han interrumpido los trabajos. La isla se resiste a revelar su último secreto.