ESPAÑA

Zapatero exige explicaciones a Chávez por la «cooperación» de Venezuela con ETA

La Audiencia Nacional asegura que activistas vascos compartieron cursillos con las FARC bajo la protección del Ejército bolivariano

MADRID. Actualizado: Guardar
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El Gobierno exigió ayer explicaciones a Hugo Chávez sobre la supuesta «cooperación» de su Ejecutivo en el adiestramiento conjunto de las FARC y ETA en la selva amazónica. Tras conocer un auto del juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco en el que asegura que existen pruebas de esa implicación, el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, se puso en contato con su homólogo, Nicolás Maduro, para obtener alguna respuesta. Ésta tardó en llegar casi seis horas. Lo hizo en forma de comunicado, remitido a los medios por la embajada del país caribeño en Madrid, a instancias de la cancillería y en un tono airado. Caracas asegura que las imputaciones del magistrado son «inaceptables» y que tienen «naturaleza y motivación política».

En el polémico auto, que ha vuelto a tensar las relaciones diplomáticas entre Madrid y Caracas, el magistrado Velasco procesa a doce terroristas de ambas organizaciones. El juez desvela que los etarras fueron profesores y alumnos en cursillos sobre armas, explosivos y misiles en la jungla, la mayoría de las veces en territorio venezolano. A cambio de su estancia y protección, los terroristas vascos se comprometieron a ayudar a los activistas colombianos para atentar en España contra el presidente Álvaro Uribe o su antecesor, Andrés Pastrana.

El instructor asegura que en su juzgado «obran diligencias que ponen de manifiesto la cooperación gubernamental venezolana en la ilícita cooperación entre las FARC y ETA». La pista definitiva de que el Gobierno de Chávez facilitó y amparó los contactos entre ambas bandas terroristas surgió en agosto de 2007. En esa fecha el etarra Ignacio Domínguez Achalandabaso, 'Patillas', y otro activista viajaron a la jungla venezolana para impartir un «curso teórico-práctico de unos 20 días» a 20 miembros de las FARC del Frente de Liberación Bolivariano (FLB, pequeña facción venezolana de las FARC). Las clases versaron sobre el manejo del potente explosivo C-4 y sobre la utilización de teléfonos móviles para activar artefactos.

Inteligencia militar

El cursillo fue impartido después a otro comando y para acudir a él miembros de las FARC viajaron, vía Maracaibo, «con el conocimiento y la compañía de una persona que vestía chaleco con escudo de la DIM (Dirección de Inteligencia Militar de Venezuela) y de un vehículo-escolta con militares venezolanos».

Según Velasco, entre julio y agosto 2003 cuatro etarras viajaron sin problemas a dos campamentos en la frontera venezolana donde se les enseñó a manejar granadas y morteros. En diciembre de 2003, otros cuatro etarras recibieron adiestramiento en la selva en el «manejo de misiles tierra-aire». Sólo meses después, en octubre de 2004, tras la caída del entonces número uno de la banda, Mikel Albisu, 'Mikel Antza', las fuerzas de seguridad descubrieron en un zulo del País Vasco francés dos misiles tierra aire. Los cursillos se repitieron, con otras materias, en 2006, 2007 y 2008.

Para el instructor hay otro dato clave de la connivencia de las autoridades de Caracas con ETA: Arturo Cubillas Fontán, el máximo responsable «del colectivo de ETA» en buena parte de Sudamérica desde 1999 y gran impulsor de los contactos con la cúpula de las FARC está siendo protegido por el Gobierno Chávez, hasta el punto de que en octubre de 2005 fue nombrado directivo del Ministerio de Agricultura. Cubillas, acusado de tres asesinatos en los ochenta, está casado con la venezolana Goizeder Odriozola, estrecha colaboradora de Chávez, para quien ha trabajado en puestos de confianza desde su llegada al poder en 1999.

Esos acuerdos de colaboración trasatlánticos en los que fue clave Cubillas incluían el compromiso de ETA de «colaborar para localizar en España» a varios objetivos de los terroristas colombianos. En particular, las FARC pidieron ayuda a los etarras para preparar atentados en «España o en otro país de la UE» contra Uribe, Pastrana, diplomáticos, empresarios y otros políticos y militares residentes en Madrid.

Según el juez, esos planes llegaron a ser algo más que elucubraciones. Un miembro de las FARC, Víctor Ramón Vargas, viajó en dos ocasiones durante 2000 a Madrid, «hizo vigilancias sobre la embajada de Colombia», «controló los itinerarios que realizaba Pastrana» e informó de que «no sería difícil atentar siempre que se contase con la ayuda de ETA». Ante estos hechos, Velasco procesa a seis etarras y a seis miembros de las FARC, a los que acusa de colaboración con banda armada, tenencia de explosivos y conspiración para cometer homicidios.