El cocinero asegura que ya no pretende ser el mejor, sino ayudar a sus discípulos a serlo. :: AFP
Sociedad

Los 25 hijos de Ferrán Adrià

En 2014 'El Bulli' ya no será un restaurante, sino la sede de una fundación con una «selección durísima»

BILBAO. Actualizado: Guardar
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A Ferrán Adrià ya no le interesa el dinero. «Ya tenemos las lentejas cocidas», reconoció ayer el chef catalán. Ahora quiere continuar su «sueño de ir más allá». Lo hará transformando su restaurante de Cala Montjoi, El Bulli, en un laboratorio de ideas. Un 'Think Tank' que funcione como vivero de nuevos genios de la gastronomía.

Adrià anunció ayer que en 2014 reclutará en torno a 25 becarios: «cocineros, sumilleres, profesionales de sala, gastrónomos, creativos, pensadores o simplemente apasionados por nuestro sueño». Su objetivo es «enseñar a pensar» a los cocineros del futuro, como hacen las universidades, «pero no será una escuela», puntualizó. La fundación será «un vivero de nuevas ideas y de nuevos talentos, para ir juntos de la mano más lejos todavía».

Adrià asegura que ya no pretende «ser el mejor cocinero. Se trata de ayudar a que de aquí salgan muchos de los mejores». Y para ello, el proceso de selección de los 25 becarios que anualmente innovarán en el restaurante de Rosas «será durísimo, muy exigente y riguroso», advirtió ayer el chef. Entonces, su 'estrellado' restaurante -que mantendrá su emblemática arquitectura interior, pero que será ampliado- se convertirá en una especie de aula y laboratorio de ideas, y, a la vez, difusor del conocimiento que genere mediante la publicación de libros, audiovisuales y otros artículos.

Aún no está decidido si la fundación servirá comidas. Desde luego, en 2014 El Bulli saldrá de las listas de restaurantes, «pero tendremos que buscar la forma de probar el resultado del trabajo creativo y de que haya algún tipo de 'feed back'». La idea primitiva de Adrià es que las creaciones que nazcan en la cocina de la fundación puedan ser degustadas durante un tiempo determinado y por un cierto número de afortunados comensales.

Revolucionario de la cocina

«Cada año, además, podremos colgar las recetas que hayamos hecho. Lo que se cree allí va a ser para todos». La fundación, «de carácter privado y sin ánimo de lucro», le servirá al chef para rebajar la presión diaria y vivir «más relajado, porque si no, se nos iría la olla», comentó. «En quince años hemos revolucionado la cocina», dijo, y ahora su deseo es «ayudar a formar a la gente joven».

Pero a El Bulli todavía la quedan dos años de vida como restaurante y Adrià aprovechó ayer para adelantar algunos de los bocados con los que este año sorprenderá a sus comensales. Cuando abra su temporada, el próximo 15 de junio, en la carta aparecerán platos como unos camarones gallegos cocinados al vapor con algas y aceite de té verde, acompañados de anémonas marinas con caviar. Otras recetas serán un carpaccio de pétalos de rosa impregnadas con esencia de alcachofa y un maracuyá inyectado con una sopa tupuki de la selva amazónica.

Está claro que para Adriá la innovación gastronómica es la prioridad y quizá por ello no quiera saber nada de la decisión de Italia de prohibir el uso de determinados aditivos y productos químicos, entre ellos el nitrógeno empleado en la denominada cocina molecular que caracteriza algunas propuestas del catalán. «No sé lo que han hecho, ni me interesa. Si tienen un problema, es de los italianos», aseveró ayer molesto. Además, recordó que no fue él «ni España quien introdujo el nitrógeno, sino Francia. No es nuestro problema».