Opinion

Inmigración y cambio de modelo

Es preciso mirar a largo plazo y ser conscientes de que nuestro objetivo como país no debe ser salir de la crisis sino hacer posible otro período con altas tasas de crecimiento

INVESTIGADORES DE FEDEA Y PROFESORES DE ECONOMÍA DE LAS UNIVERSIDADES DE OVIEDO Y DE LA COMPLUTENSE DE MADRID Actualizado: Guardar
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Hace pocos días supimos que después de un año desde la puesta en marcha del Plan de Retorno Incentivado de los inmigrantes, sólo 3.000 se han acogido al mismo, cuando las previsiones del Gobierno eran de 100.000. El Gobierno ha apostado con claridad por las políticas destinadas a recortar la oferta de trabajo de los inmigrantes como medio de paliar los efectos de la crisis en el desempleo. En concreto, la Administración del Estado está actuando en cuatro frentes: reducir al máximo la entrada legal por motivos laborales (recortando el catalogo de ocupaciones de difícil cobertura), incentivar el retorno (mediante planes que incluyen la capitalización de prestaciones por desempleo), limitando futuras incorporaciones al mercado de trabajo iniciadas por motivos residenciales (mayores restricciones al reagrupamiento familiar) y aumentando la penalización por entrada ilegal (aumento del número de días de detención).

Pues bien, si tratamos de mirar estas medidas con un poco de perspectiva descubrimos que son, como en el caso del retorno voluntario, básicamente equivocadas, por poco eficaces y por poder generar efectos contrarios a los deseados.

La lógica detrás de cerrar la frontera a los inmigrantes se basa, con frecuencia, en una concepción desacertada acerca de cómo funciona el mercado de trabajo. Se piensa que el mercado laboral es como el juego de las sillas: si quitamos una (por culpa de la crisis) tenemos que ir eliminando a jugadores (inmigrantes) para que el resto pueda sentarse.

Los datos disponibles indican que la incorporación de inmigrantes a la economía española en la época de bonanza no ha venido acompañada de una sustitución masiva de trabajadores españoles por trabajadores inmigrantes, ni que los salarios de los primeros se hayan visto afectados negativamente por la inmigración en este espacio de tiempo. Estas conclusiones generales se repiten en la mayoría de los estudios realizados sobre los efectos de la inmigración en el mercado de trabajo español. La presencia de los inmigrantes en España responde a otra lógica que esas medidas parecen olvidar. Los inmigrantes no están sólo porque España haya vivido un periodo de crecimiento económico acelerado que ha tocado a su fin y que supone que los 'invitados' deben volver a su casa. Los inmigrantes han venido por algunas de las tres razones que se explican a continuación, o probablemente por las tres; pero, lo que es importante ahora, es que ninguno de esos motivos justifica que hoy se cierren las fronteras.

En primer lugar, los inmigrantes han venido porque era preciso -había la oportunidad- de cubrir un desequilibrio de población importante: debido al envejecimiento demográfico, la población nativa no podía cubrir por sí misma el aumento de demanda de trabajo a la que se enfrentaba nuestro país. No había suficientes jugadores para tantas sillas.

Pues bien, el desafío demográfico no ha terminado ni mucho menos. España experimentará cambios demográficos incluso de mayor intensidad que los que hemos vivido: la población nativa de 25 a 34 años se verá reducida en cerca de 2 millones de personas en la próxima década (una reducción de cerca del 33%). Es precisamente en estas edades donde se ha concentrado la entrada de inmigrantes; al mismo tiempo, se producirá una reducción de titulados universitarios entre 25 y 34 años, y aún mayor será la caída de jóvenes menos educados, lo que supondrá un reducción drástica de nuevos entrantes nativos para puestos de trabajo menos cualificados.

En segundo lugar, estos momentos de crisis vienen a confirmar la evidencia de que los inmigrantes han venido para ocupar los puestos de trabajo no deseados por las personas nativas. La cola del paro de los trabajadores nativos no se va a reducir a costa de aumentar la de los inmigrantes y el mayor incremento del paro de este colectivo se debe esencialmente al mayor impacto de la crisis en los sectores en los que están concentrados.

En tercer lugar, los inmigrantes han venido porque en España se estaba produciendo el último gran cambio social de la década: la definitiva incorporación de la mujer al mercado de trabajo. Este fenómeno ha generado una masiva externalización de la actividad doméstica en la que juegan un papel esencial los trabajos desempeñados por los inmigrantes. No obstante, las tasas de actividad femenina siguen relativamente más bajas que los países europeos más avanzados. En definitiva, los inmigrantes han venido porque eran necesarios: la demografía en primer lugar, pero también cambios en nuestro mercado de trabajo y la incorporación de la mujer al mundo laboral lo han hecho imprescindible. Y esos factores «estructurales» no han cambiado con la crisis.

Los inmigrantes han tenido y deben tener -también para nuestro mercado de trabajo- mucho más de solución que de problema. Deberán ayudar a hacer frente al tremendo desafío demográfico y además están en condiciones de mejorar el cambio productivo que requiere nuestro país.

También en inmigración es preciso mirar al largo plazo y ser conscientes de que nuestro objetivo como país no debe ser salir de la crisis sino hacer posible otro largo periodo con altas tasas de crecimiento económico que permitan la modernización de nuestra sociedad. Gestionar los flujos migratorios es sin duda necesario para un país moderno. Pero deberíamos ser capaces de diseñar una política algo más articulada que la del 'stop and go' que parecen iluminar las medidas implementadas hasta el momento. Los países de nuestro entorno han decidido ser claramente selectivos en la entrada de los inmigrantes. Nosotros también deberíamos serlo, no solo para atraer a los mejores futbolistas (algo que hacemos bien), sino también para hacer realidad el cambio de modelo productivo. Sólo disponiendo de mano de obra cualificada -también inmigrante- se generarán nuevas empresas que lideren el cambio.