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Raúl ya es historia

Cristiano Ronaldo cedió el ‘7’ a su antecesor, que anotó el primero de los goles de una fiesta en la que el Rey fue el invitado más insigne

MADRID Actualizado: Guardar
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Hasta el Rey quiso verlo. Don Juan Carlos fue el más insigne de los invitados a la fiesta que el Real Madrid brindó a su gran capitán. Porque, al final, el club decidió convertir en propio el homenaje de la afición a Raúl, pese a que había anunciado que no iba a ser así.

Un error de cálculo, al no saber medir las emociones de los devotos blancos, tan dados a la alabanza rápida como a la crítica inmediata, hizo que ni las entradas ni los carteles del Trofeo Santiago Bernabéu hicieran referencia al jugador que más partidos había disputado (741) y más goles había anotado (323) vistiendo la camiseta madridista y que solo la web oficial enseñaba un vídeo con algunos de los mejores momentos de ‘Rulo’ en la entidad que defendió durante 16 años.

Sin embargo, el Madrid publicó en los diarios del día una página con el escueto pero claro mensaje ‘Gracias Raúl’ y la imagen del jugador exultante tras el gol que anotó en la final de Glasgow, la de la ‘Novena’. La misma imagen que abría la revista que se entregó en el estadio. Pese a las críticas previas, es de recibo reconocer que eso no se hace en un arrebato de cordura y de vergüenza torera repentina, lleva su tiempo de maduración y de ejecución.

El Bernabéu no hizo más que hacer evidente lo que Florentino Pérez le expresó en su despedida en el verano de 2010. «Capitán, no te vamos a olvidar porque no queremos olvidarte», le dijo entonces el presidente.

El coliseo blanco se pareció al de las grandes noches europeas en las que tantas veces Raúl fue protagonista. En esta ocasión, no había pelea alguna por una copa, como todas esas que ganó y que el club sacó al campo para que el ariete posara con ellas.

El ahora astro del Al-Sadd catarí -el convidado de piedra en esta fiesta madridista- pareció superado por las circunstancias antes del partido. Habitualmente moderado en sus gestos, se emocionó al borde de las lágrimas con los gritos y palmadas de cariño de sus seguidores (y alguna colleja excesiva producto por la emoción de tocar al ídolo), el abrazo del Rey y de Florentino y los besos de sus hijos y de su mujer.

Cristiano Ronaldo le cedió gustosamente el ‘7’ en el vestuario. Por una vez fue CR11 y dejó que otro luciera por encima de él. Salió a divertirse y guardó el instinto asesino para ocasiones más necesarias, se centró en hacer virguerías y darle espacio a su excompañero. Se profesan mutua admiración. De hecho, en la rueda de prensa previa al partido, Raúl expresó su deseo de que el luso renovara porque era «la mejor inversión del Real Madrid en los últimos años». Destacó del portugués que «tiene hambre, no se cansa de ganar y se deja todo en el campo». Las mismas cualidades que le adornaban a él. En el descanso, en otra muestra de humildad, le dio su camiseta a Cristiano. Devolvía su ‘7’ al actual portador, al nuevo líder.

Antes de la foto de equipo, también Casillas le cedió el brazalete de capitán. Otro bonito gesto. El heredero no quiso estar por encima del mito y con ese sencillo guiño mostró humildad y respeto, algunos de los valores principales de los que se impregnan los jugadores que salen de la cantera madridista.

Instinto goleador

Con el pitido inicial Raúl se olvidó de homenajes y se convirtió en el jugador competitivo hasta el extremo de siempre. Y en el goleador implacable que no perdona. Marcó el único gol de la primera mitad con un control perfecto y un remate con su izquierda mágica. Sin florituras, pero con la misma efectividad de antaño. Unos centímetros de más en un lanzamiento con rosca evitaron el doblete. El tiro golpeó en el palo. Daba igual. A un Bernabéu rendido le bastaba ya con lo visto.

Solo los feos pitos aislados cuando Diego López salió a calentar poco antes del descanso deslucieron el espectáculo.

En la segunda parte cambio el blanco por el negro y la caballería joven de Ancelotti apenas le dejó lucirse. Isco aumentó la ventaja (otra vez de cabeza, como ante el Betis en la primera jornada), Benzema sumó uno más de penalti y Jesé lució su talento con un doblete y cerró el marcador (5-0). El resultado que todos olvidarán en una noche mágica.

Antes del partido, los videomarcadores del Bernabéu pasaban un vídeo con algunas de los mejores momentos de Raúl. De fondo, ‘Live Forever’ de Drew Holcomb & The Neighbors. «I think you’re the same as me, we see things they’ll never see, you and i are gonna live forever» -«Creo que eres igual que yo, vemos cosas que ellos nunca verán, tu y yo viviremos por siempre»-, canta el compositor de Memphis. Así son ya el Real Madrid y Raúl. Siempre irán unidos, y sus futuros están destinados a converger tarde o temprano. Son lo mismo, son distintos al resto, son eternos.