La española Ruth Beitia compite en la clasificación de salto de altura. / Kerim Okten (Efe)
MUNDIALES DE ATLETISMO

El gran desafío de Eusebio Cáceres

El saltador de Onil aspira a la medalla de oro en la final de longitud del Mundial

MOSCÚ Actualizado: Guardar
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El gran momento del atletismo español en Moscú puede estar por llegar. La final de salto de longitud (17.30 horas) presenta a un liviano saltador español, Eusebio Cáceres, entre los aspirantes al título. El alicantino, con solo 21 años, ha alcanzado el punto de madurez técnica y personal que puede encumbrarle llevarle al lugar por el que pasaron mitos como Mike Powell, Carl Lewis o Iván Pedroso. No es ninguna rareza. España tiene cierta tradición en la longitud y, aunque con la ayuda de ‘refuerzos’ cubanos, ha logrado varias medallas en esta especialidad. Sus opciones son objetivas. Cáceres llegó a Moscú con la tercera mejor marca, pero la calificación reafirmó su sueño al solventarla con un salto, fantástico, de 8,25 metros.

El atleta de Onil ha sido forjado entre dos entrenadores. El veterano Jesús Gil, 57 años, a quien prácticamente han obligado a viajar a Moscú -él prefiere quedarse en casa- y el exdecatleta José Antonio Ureña. Entre los dos han domado a uno de los mayores talentos que ha dado España en los último años. Aunque tuvo que recibir un golpe, quedarse fuera de la final olímpica, para reaccionar. “Es muy joven, pero se estaba dando cuenta de que estaban pasando las oportunidades”, explica Ureña. Así que Cáceres cambió. Un nutricionista cuida su dieta, un masajista mima sus músculos explosivos y una psicóloga refuerza su prodigiosa cabeza. Porque es un ganador.

Cáceres espera superar la medalla de plata que logró Yago Lamela (y a igualar el título logrado por Niurka Montalvo en Sevilla’99), el atleta al que parece destinado a suceder, a jubilar de las tabla de los récords. Aunque los 8,56 que saltó el asturiano en Maebashi (Japón), en pista cubierta, y también en Turín (Italia), al aire libre, son palabras mayores. Pero ya hace años que en las pistas se habla de que el alicantino tiene condiciones de sobra, fundamentalmente por su velocidad (su entrenador cree que puede bajar de 10.30 en los 100), para saltar más allá de 8,40 y 8,50.

El español, que persigue la segunda medalla en Moscú para la selección, tendrá dos frentes abiertos en Luzhniki, en un pasillo donde el viento será levemente a favor o en contra, no más allá de 0.5 m/s. Por un lado, el anfitrión, el ruso Aleksandr Menkov, que ha saltador cinco veces por encima de 8,30 esta temporada (el tope, 8,42), y el mexicano Luis Rivera, un recién llegado de 26 años -se centró en el atletismo después de licenciarse como ingeniero-, que es el líder del año (8,46). Pero también algunos de la vieja guardia. Al frente de todos, Dwight Phillips, cuatro títulos mundiales, como el mítico Iván Pedroso. Pero también el holandés Gaisah, el sudafricano Mokoena, el griego Tsatoumas o los alemanes Bayer y Reif.

Beitia, a la final

Ruth Beitia ya tenía una buena ristra de medallas cuando viajó a Daegu en 2011 para disputar el último Mundial al aire libre. Allí no pudo alcanzar la final. Pero aquel fracaso no fue baldío. De aquel dolor, de las lágrimas en la grada mientras sus rivales se repartían los trofeos, nació una Beitia aún mejor. Ya en Moscú, solo dos años después, pese a que la temporada no es buena, la cántabra es una competidora que inspira confianza. Es la misma persona, pero tiene dos títulos europeos y la experiencia de una deportista consagrada de 34 años.

La saltadora santanderina superó la calificación con seguridad, con eficacia que ha exhibido desde que salió herida de Corea del Sur. Beitia se metió en la final en un concurso limpio, tres alturas al primer intento: 1,83, 1,88 y 1,92. No es algo excepcional. También superó sin nulos la calificación de los Juegos de Londres, donde acabó cuarta, la del Europeo al aire libre de Helsinki y el Europeo bajo techo de Gotembugo, los dos que conquistó.

Después de esos dos títulos no había tenido una temporada muy atractiva. Unas molestias en el tendón de Aquiles impidieron que volara más allá de los 1,95, una medianía para ella, que tiene el récord nacional en 2,02. Pero un tratamiento ha rebajado el dolor y la santanderina no renuncia a nada. Aunque se encuentre en Rusia, el país de muchas de sus rivales. “Estoy en territorio comanche”, bromeó la locuaz atleta. “Ahora toca pelear en la final y el primer objetivo es ser finalista. Si algo tengo es experiencia”.

Beitia salió muy satisfecha de la calificación. El sábado apurará la última opción de medalla de España. La capitana tiene fe. “He tenido las mejores sensaciones de la temporada. Me he visto muy bien durante la calificación y muy concentrada”.

Todo lo contrario que su compañero Borja Vivas. “No he tenido buenas sensaciones durante el concurso. No ha sido mi día”, explicó el malagueño después de quedarse fuera de la final de peso. Su mejor lanzamiento fue de 18,97, muy lejos de su marca (20,63).

El único español que participó en una final en esta sexta jornada del Mundial fue Ángel Mullera. El gerundense terminó undécimo en los 3.000 m obstáculos con una buena marca de 8:20.93. Mientras que el relevo de 4x400 no estará en la final después de acabar sexto en su serie (3:04.07).