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Quince minutos en el laberinto de la infertilidad

Cuando hablamos de las dificultades para concebir, casi siempre nos remitimos al punto de vista femenino, pero esta vez ellos nos hablan del suyo

MADRID Actualizado: Guardar
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Hace ahora justo cuatro años que me diagnosticaron teratozoospermia. En cristiano: una afección en los espermatozoides que altera su morfología, de manera que una gran cantidad de ellos (en mi caso, más del 90%) presentan un aspecto monstruoso. Nada más ilustrativo para entenderlo que los dibujos que me enseñaron en la clínica, según los cuales los espermatozoides que corretean por mi interior son bicéfalos o tricéfalos o exageradamente filiformes. Como es natural, ninguno de ellos es apto en términos de fertilidad y ello, hasta hace no demasiado, me hubiera colocado sin lugar a dudas la etiqueta de estéril.

Hoy (ya lo cantaba la zarzuela), las ciencias adelantan que es una barbaridad: el porcentaje exiguo de material salvable puede ser suficiente para lograr el objetivo anhelado. Solo hay que ponerse en manos de especialistas, cruzar los dedos... y armarse de paciencia y valor cada vez que el proceso se trunca insatisfactoriamente y debe ser reanudado. (Más información en MujerHoy.com)