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Pérez-Reverte vuelve con una novela de amor, sexo e intriga

"Europa está gobernada por payasos analfabetos", dice el autor de 'El tango de la guardia vieja'

MADRID Actualizado: Guardar
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Intriga, aventura y sexo, mucho sexo, son los ingredientes de la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte, ‘El tango de la guardia vieja’ (Alfaguara). El libro cuenta la historia de dos jóvenes apuestos acometidos por pasiones inaplazables. El escritor, que fue reportero de guerra y se curtió en la cobertura de cientos de batallas, narra ahora acometidas carnales, en las que hay vouyerismo, triángulos amorosos y una mujer desinhibida en la cama. Quien crea que Pérez Reverte se ha vuelto tierno y almibarado se equivoca. No renuncia al verbo afilado ni al juego de la imaginación. “El sexo es como jugar a las siete y media, si te corto quedas resultas un mojigato”, apunta.

Una extraña apuesta entre dos músicos lleva a uno de ellos a visitar el Buenos Aires de 1928. Uno de los amigos se llama Maurice Ravel, y compondrá un bolero que se hará célebre. El otro, Armando de Troeye, un español acaudalado, tendrá que componer un tango que compita en honores con la pieza del francés. Para ganar la apuesta, De Troeye viaja a Buenos Aires con su mujer, Mecha Inzunza. Durante la travesía a bordo de un transatlántico de postín, el ‘Cap Polonio’, el matrimonio conoce a un gallardo bailarín de tango, Max Costa, algo rufián y gigoló.

Pese a que la etapa de principios de siglo XX era clasista e injusta, al menos conservaba los “modales y la elegancia”. “Ahora cualquier canalla, un Berlusconi cualquiera puede escupirte en la cara e ir de invitado luego a ‘Sálvame’”.

Si algo caracteriza a esta nueva entrega de Reverte es la potencia de sus personajes. “Mecha Inzunza es una mujer inteligente y capaz de explorar el rincón oscuro de su propia sexualidad”. El autor ha urdido una historia de alto voltaje erótico, pero sin llegar a ser procaz. Abomina de ‘Cincuenta sombras de Grey’, de E. L. James, que desde hace meses ha puesto de moda los lances libertinos, y asegura que su novela es mucho anterior al libro de moda. No en vano, comenzó a escribirla hace dos años. No cree el escritor que el sexo sea el principal motor del mundo. A su juicio, la estupidez es lo que mueve a la humanidad. “El peor mal del mundo no es la maldad, sino la estupidez; a un imbécil no lo puedes convencer”. No hay que rebuscar mucho para dar con tontos que rigen el mundo: “Europa está gobernada por unos payasos analfabetos”, sentencia.