EGIPTO

Mursi toma el control

En una fuerte exhibición de autoridad el presidente cesa al ministro de Defensa y al vicejefe del Estado Mayor y nombra un nuevo vicepreisidente

MADRID Actualizado: Guardar
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En lo que parece una fuerte exhibición de autoridad el presidente de la República de Egipto, Mohamed Morsi, cesó al ministro de Defensa y al vicejefe de Estado Mayor, nombró un nuevo vicepresidente y canceló las adendas constitucionales que los militares había añadido al marco político en junio para asentar su poder paralelo. Es una especie de golpe dentro de otro que obliga a restregarse los ojos a todos los observadores. Nadie habría apostado ayer por un gesto tan audaz que, es de suponer, ha sido cuidadosamente preparado y dispone de los medios de defensa política y aún material que requiere la situación.

Se puede creer que es así porque Morsi tenía los nombres listos y todos parecen satisfechos: el nuevo ministro de Defensa y jefe del Mando Militar conjunto es el mariscal Abdel Fattah al-Sisi y el general Sidki Sobhi sustituye al general Sami Enan en el Estado Mayor. El nuevo vicepresidente de la República es un jurista reputado, Mahmud Mekki, hasta ahora vicepresidente del Tribunal de Casación.

El poder militar

Morsi parecía fuertemente condicionado por el marco formalmente legal que los militares, aureolados por su papel decisivo en la caída del régimen de Hosni Mubarak, se autoconcedieron. El así llamado “Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas” ejerció durante un año como una jefatura colegial del Estado y se dotó de grandes poderes con la famosa “Declaración Constitucional” de marzo de 2011, que llenó un vacío legal. Su jefe, el mariscal Tantaui era el jefe de Estado de hecho, aunque nunca se autoproclamó presidente, y orientó el proceso político y lo limitó. Cuando, en una decisión que todavía sorprende, un tribunal decidió cancelar la elección legislativa que encarrilaba el proceso en su conjunto, los militares, que tal vez habían sugerido la sentencia, añadieron unas adendas a su Declaración de 2011 que blindaban su papel y acrecentaban su poder… cuando era seguro que los islamistas moderados ganarían la presidencial.

Así ocurrió y Mohamed Morsi debió incluso sufrir algunos desplantes protocolarios y aceptar sin más que Tantaui siguiera en Defensa y al frente del Consejo Supremo de las FFAA… pero el presidente de la República parece haber aprovechado la situación en el Norte del Sinaí (donde bandas de militantes irregulares y clanes beduinos campaban por sus respetos y tras la muerte de 16 soldados a manos de yihadistas descontrolados) y tomó las primeras decisiones. Destituyó al gobernador de la región, pero también a un militar clave, el general Murad Muwafi, jefe de Inteligencia General, y ejerció como el verdadero motor del poder, tal y como la legalidad le permite.

¿Reacciones posibles?

Pasados a retiro y cortésmente designados “asesores militares del presidente” (es decir, casi nada) los generales cesados ¿tienen la capacidad de oponerse por la fuerza a su relevo? Suponer que sí sería, entre otras trivialidades, hacerles un proceso de intenciones que no se merecen, pero la importancia, la contundencia y el calado de la operación son tales que parece imposible que todo suceda sin más problemas, como en un país democrático de gran tradición civil.

Pero Egipto no es eso. Las Fuerzas Armadas – no así la Policía o los servicios secretos – han gozado tradicionalmente de cierta estima y su papel en enero del año pasado, cuando se negaron a disparar contra la gente en Tahrir y aseguraron el triunfo de la revuelta democrática, lo confirmó. Pero Tantaui, un hombre discreto, convirtió a los militares en algo así como el seguro político de una facción, grande pero no mayoritaria, de la opinión nacional contra no se sabe muy bien qué, pero desde luego suavemente hostil a los Hermanos Musulmanes.

Morsi está a la altura de sus antagonistas uniformados. Capeó el temporal, ha esperado el momento, se revela como un hábil táctico y ha sabido hacerse amigos: se fue de viaje de inmediato a Arabia Saudí, acaba de sacarle dos mil millones de dólares al emir de Qatar y, sobre todo, ha entendido muy bien que en Washington reside parte de la solución: llama la atención la sintonía de la Hermandad con los norteamericanos y Hiillary Clinton, quien visitó El Cairo hace dos semanas, dijo cortes pero muy claramente que los militares… debían volver a sus ocupaciones y dejar el gobierno a los civiles….