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Alisados de queratina, de la polémica a la calma

Han sido la revolución de los últimos años en tratamientos de peluquería, pero ¿son tan milagrosos como prometen?

MADRID Actualizado: Guardar
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Llegó desde Brasil a EE UU, por lo que no tardó en ser bautizado como el "alisado brasileño". Y se hizo más popular que la samba, la caipirinha y Gisele Bündchen juntos, porque prometía ser el Santo Grial de los tratamientos capilares: una técnica capaz de nutrir, reconstruir, alisar, desencrespar y dar brillo a todo tipo de cabello. El pelo ultra-rizado se transformaba en ondas; el ondulado se hacía liso y el rebelde se sometía al peine. No es de extrañar que no tardara en llegar a España y en encontrar una legión de devotas, a pesar de precios que oscilaban entre los 200 y 500 € con el nombre de "tratamientos de queratina".

El tratamiento consta de un primer lavado con un producto de arrastre, tras lo que se seca el cabello antes de empaparlo con un líquido rico en queratina, la sustancia de la que está compuesta el pelo. Tras volver a secarlo, se pasa una plancha para introducir el producto en el interior del cabello y alisarlo. Según el protocolo, el pelo debe estar sin lavar ni alterar de forma de seis a 36 horas para luego poder disfrutar durante unos cuatro meses de un cabello suave, brillante y satinado.

Pero era demasiado bonito para ser verdad. Este "alisado brasileño" resultó tener un lado oscuro: uno de sus componentes era el formaldehído, una sustancia peligrosa, especialmente cuando se calienta y transforma en vapor, como sucedía al pasarle la plancha alisadora.

El formaldehído está permitido en la directiva cosmética CE 76/768 de la UE y admitido en una concentración máxima del 5% en endurecedores de uñas, del 0,1% en productos de higiene bucal y del 0,2 % en el resto de cosméticos. Sin embargo, en las mediciones realizadas por diversos organismos internacionales se daban concentraciones mayores. Y se desató la polémica: las marcas aseguraban que la nomenclatura no era exacta, ni los métodos de medición, y que además estos eran difíciles de estandarizar debido a que tenía que tenerse en cuenta el medio ambiente en que se realizaba. Además, el etiquetado contenía una trampa: aunque la fórmula no contuviera formaldehído, podía poseer otras sustancias, como el metilenglicol que, bajo los efectos del calor de la plancha, generaba formaldehído en estado gaseoso.

Francia le planta cara

Polémica arriba o abajo, el panorama de los tratamientos de queratina cambió radicalmente en Europa cuando, en diciembre de 2010, Francia emitió una recomendación de no utilización de varios de los productos de alisado con queratina más populares en este país –y también en España–. Desde entonces, el mercado ha cambiado de manera imperceptible para el consumidor, pero muy real para el profesional de peluquería. Muchas de las marcas más populares hace dos años han desaparecido y en su lugar han llegado otras que respetan los límites de formaldehído. No son pocos los salones que, además, cuidan el lugar de aplicación del producto y en ocasiones, usando incluso mascarillas.

Si las fórmulas han cambiado, ¿también los resultados? Ningún profesional lo dice abiertamente, pero, "off the record", los peluqueros confiesan que la nueva generación de alisados de queratina no es tan espectacularmente eficaz como la primera. Como explica uno de ellos: "las mujeres que comenzaron a hacerse estos tratamientos hace dos años notan que ahora les dura algo menos, y que el efecto de alisado es menor, pero para las que nunca han experimentado sus beneficios, el resultado sigue siendo espectacular". (Ver más: mujerhoy.com)