La Copa del fútbol

Es la final de la Copa del Rey. Solo un partido de fútbol con un título en juego, eso sí, el último de la temporada de clubes. Pero si algo lo diferencia de otros encuentros es que se trata de la gran fiesta del fútbol español porque el desplazamiento siempre es masivo por lo cercano y su coste más o menos económico, con independencia del nombre de los aspirantes al título. Así ocurrió, por ejemplo, en el Betis-Osasuna de 2005 y el Valencia-Getafe de 2008, las últimas finales disputadas en el Vicente Calderón. Ahora miden sus fuerzas en el mismo escenario Barça y Athletic, que arrastrarán como entonces a más de 50.000 aficionados entre ambos equipos, pero en esta ocasión se ha hablado poco de fútbol en los días previos pese a tratarse de los equipos que mejor lo han practicado quizás a nivel europeo.

La previsible pitada al himno español de ambas hinchadas (ya sucedió en el 2009 en Mestalla) ha sido la excusa perfecta aprovechada por los políticos para olvidarse del balón y desviar la atención prestada a otros temas más preocupantes como la crisis, pero a medida que llega el gran momento el esférico se impone a todo. Esa es la gran fuerza del fútbol, capaz de convertir en secundaria cualquier tipo de manifestación.

Por eso Barça y Athletic solo piensan en un título que necesitan más de lo que parece. El equipo azulgrana ha acabado la temporada muy tocado en todos los sentidos: en el deportivo por caer eliminado en la semifinal de la Liga de Campeones ante el Chelsea y por perder el título de Liga contra el Madrid. Dos borrones que restan brillo a las tres conquistas de la temporada, las dos lejanas Supercopas y el Mundial de clubes; y en lo anímico, casi en lo existencial, porque el adiós de Pep Guardiola al término del curso deja al club huérfano de su padre ideológico una vez apagado el efecto efímero del ascenso de Tito Vilanova. El futuro es incierto y el presente invita a los jugadores a darlo todo para que Guardiola "se despida con una sonrisa", como dice Iniesta. La sonrisa que sería la número 14, tantas como títulos conquistados.

Pero el Athletic también tiene urgencias, en realidad, mayores que las del Barça. Ya han pasado muchos años desde la última vez que navegó la gabarra por el Nervión. Y las tres veces que últimamente parecía que iba a moverse, el palo fue enorme: 4-1 ante el Barça en la final de Copa 2009, KO también ante el equipo azulgrana en la Supercopa de España 2009-10 y la última bofetada, el 3-0 ante el Atlético en la final de la 'Europa League'. Ciertamente, la gran temporada del Athletic merece una recompensa, pero el fútbol no entiende de justicia.

Se enfrentan, además, los reyes de la Copa. Siempre lo fue el Athletic, con una duda histórica de principios del siglo XX que baila en el palmarés (23 ó 24, según se mire), y ahora lo es el Barça, con 25 títulos.

Bajas culés

El equipo de Pep Guardiola llega más mermado por las bajas. Además de Villa, se le acumulan los problemas con cuatro ausencias por lesión o enfermedad en la zaga: Alves, Puyol, Abidal y Fontàs, los tres primeros, teóricos titulares. Montoya, del filial, puede tener su gran oportunidad junto a Piqué, Mascherano y Adriano. En el Athletic, Bielsa podrá alinear a su mejor once una vez recuperados Iturraspe y Herrera de un proceso gripal.

El técnico argentino, gran amigo de Guardiola, quien fue a aprender a su lado en una charla larguísima antes de dedicarse a los banquillos, tiene en su mano enturbiar la despedida de Pep. La continuidad de Bielsa, por cierto, tampoco está clara. Su compatriota Messi puede ayudarle a tomar una decisión.... Si está inspirado, la final difícilmente se le escapará al Barça. Lleva 72 goles oficiales esta temporada. Alucinante. Y quiere brindarle el mejor adiós al técnico que le ha permitido explotar inventando para él la posición de falso '9'.