música | estreno

El regreso de la pelirroja más famosa del blues

Bonnie Raitt pone fin a siete años de silencio discográfico con 'Slipstream'

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Siete años llevaba Bonnie Raitt sin pisar el estudio de grabación. Desde que en 2005 viese la luz 'Souls alike', la cantante y guitarrista californiana, una de las compositoras más sobresalientes que ha deparado la música estadounidense a lo largo de las últimas décadas, había mantenido un silencio discográfico que ahora termina.

Ese año había fallecido su padre, John Raitt, toda una leyenda de los musicales ('Oklahoma!', 'Carousel', 'The Pajama Game') que se hizo acreedor de una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood por su contribución al teatro. Por esa misma época había muerto también su madre. Y los golpes que habría de encajar seguirían llegando. En 2009, su hermano Steve perdía la batalla contra el cáncer que valientemente había librado con el apoyo de Bonnie a lo largo de ocho años.

Nuevas cicatrices se habían grabado en un alma acostumbrada, por otra parte, a los arañazos del destino. Desde sus inicios en el mundo de la música allá por los años setenta, cuando entró en contacto con el productor Dick Waterman y empezó a actuar al lado de artistas como Mississippi Fred McDowell o Sippie Wallace, hasta la actualidad, asentada como una figura reverenciada, la trayectoria de Bonnie Raitt se ha caracterizado por los altibajos, con discos glorificados por críticos y compañeros de profesión a los que seguían otros que no estaban a la altura de las expectativas comerciales creadas.

'Give It Up' (1972), 'Takin’ My Time' (1973), 'Streetlights' (1974) y 'Homeplate' (1975), trabajos todos ellos alumbrados bajo el paraguas de Warner, fueron alabados pero registraron modestas cifras de ventas. Mejor fueron las cosas en este terreno con 'Sweet Forgiveness' (1977), sobre todo gracias a una versión de la canción 'Runaway', popularizada por Del Shannon a comienzos de los sesenta. Pero nuevamente se le volvió a resistir el público con sus siguientes álbumes -'The Glow' (1979) y 'Green Light' (1982)- lo que motivaría su salida de Warner -que aún lanzaría 'a posteriori' otro disco más de Raitt, 'Nine Lives' (1986), con parecidos resultados-.

Dada de lado por la industria, la californiana cayó en las garras del alcohol y las drogas. Pero siguió adelante. Comprometida con los problemas del mundo en que le había tocado vivir, participó en numerosos conciertos de Amnistía Internacional, alzó su voz contra el apartheid y también se puso al servicio de la lucha contra el Sida. Unas causas que le ayudaron a domar algunos de sus demonios mientras aguardaba una nueva oportunidad.

Le llegó a finales de los ochenta, de la mano de Capitol Records, sello para el que facturaría sus dos mejores álbumes: 'Nick of Time' (1989), con el que se aupó a lo más alto de las listas de ventas estadounidenses y que le deparó tres premios Grammy; y 'Luck of the Draw', por el que recibió otros tres 'gramófonos dorados' y que incluía una de las grandes baladas de las últimas décadas, 'I Can’t Make You Love Me', versionada posteriormente por artistas como George Michael, Kenny Rogers, Bon Iver o Adele. 'Longing in Their Hearts' (1994) -galardonado con dos premios Grammy- o 'Fundamental' (1998) pertenecen también a esa década de gloria que se vio coronada con el ingreso de Raitt en el Rock and Roll Hall of Fame en el año 2000.

La tercera fase

Desde entonces, Bonnie Raitt dosifica mucho más sus trabajos. El que ahora llega al mercado, 'Slipstream' marca un nuevo punto de inflexión. La cantante de Burbank ingresa en la quinta década de su trayectoria artística iniciando la que en realidad es su tercera fase profesional. Si la primera fue tutelada por Warner y la segunda estuvo guiada por Capitol, la que oficialmente se abre este mes no tiene más dictado que el marcado por Raitt.

Publicado por su propio sello, Redwing Records, 'Slipstream' consta de un total de doce temas, cuatro de ellos producidos por Joe Henry y el resto por la propia Bonnie Raitt junto a su banda. Un trabajo ecléctico en el que hay espacio para el blues, el rock y el soul pero también para el reggae, el country e incluso los sonidos celtas.

Su gestación tuvo lugar en un sótano del sur de Pasadena (California). Era el estudio casero que Henry puso al servicio de Raitt a modo de refugio. Llevaba un año sin salir de gira. La última la había realizado junto al 'bluesman' Taj Mahal y había optado por apartarse en espera de recobrar el apetito por la música y asimilar todo lo que había ocurrido en su vida en los últimos tiempos. Henry tardó poco en convencerla. Reclutaron para la ocasión a músicos como los guitarristas Bill Frisell y Al Anderson y se pusieron manos a la obra.

El álbum se abre con 'Used To Rule The World', de Randall Bramblett, y continúa con una versión reggae del 'Right Down The Line' de Gerry Rafferty. También se incluye una versión de 'You Can't Fail Me Now' de Loudon Wainwright III. Pero las más sabrosas son las dos adaptaciones que Bonnie Raitt hace de sendos temas de 'Time Out Of Mind', el disco que Bob Dylan sacó en 1997: 'Million Miles' y 'Standing in the Doorway'. Entonando las letras del bardo de Duluth, la autora de 'I Can’t Make You Love Me' deja sobradamente sentado que ha encontrado de nuevo ese apetito que perecía haber perdido.