Imagen de la novela de Doris Lessing, 'El cuaderno dorado. / Archivo
LITERATURA

Cinco 'long sellers' para sobrevivir al ferragosto

Propuestas de novelas imperecederas que cautivaron el buen gusto de Vargas Llosa

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hay dos tentaciones en verano: sucumbir a los best sellers que no se han podido leer en invierno o aprovechar las largas vacaciones para acercarse a los 'long sellers', esos libros que nunca pasan de moda por encerrar sus páginas ficciones imperecederas. En caso de que el lector se incline por lo segundo, aquí se ofrecen cinco propuestas escogidas con el criterio siempre certero de Mario Vargas Llosa como guía. Se trata de cinco novelas glosadas en el libro del Premio Nobel 'La verdad de las mentiras', que bien pudiera ser otra recomendación para los admiradores de un escritor que a su vez es un espléndido ensayista.

Manhattan Transfers

Contada a través de viñetas y secuencias cinematográficas, su personaje principal es la ciudad de Nueva York, una urbe donde resuena el estrépito de los coches, donde se ve el fatigoso errar de los vagabundos, donde se huele la hez de las basuras. Cuando John Dos Passos escribió esta obra, su pretensión era denunciar el capitalismo y la civilización industrial urbana. Pero la novela transcendió el propio empeño del escritor y se convirtió en un relato cautivador en el que el héroe individual es suplantado por la muchedumbre, por un sinfín de caras y circunstancias que la narración, gracias a una técnica en su tiempo revolucionaria, integra como partes de un organismo indivisible. Vargas Llosa describe las virtudes de 'Manhattan Transfer' con su habitual clarividencia: "El centenar de personajes que se mueven en sus ciento treinta episodios insinúan muchedumbres, una humanidad luchando –la mayor parte de las veces en vano– para tener éxito, ser ricos, alcanzar alguna forma de dicha, o, simplemente, sobrevivir en una ciudad pujante e indiferente que es también para ellos una gran cárcel de acero y asfalto".

Siete cuentos góticos

La baronesa Karen Blixen de Rugnstedlund, quien firmaba sus creaciones con el pseudónimo de Isak Dinesen, heredó de su padre una vocación literaria tardía y un espíritu aventurero. El capitán Wilhem Dinesen quedó seducido por los pieles rojas y otras tribus de Norteamérica y se fue a vivir entre ellos. Cuando Karen tenía diez años se ahorcó. Su hija jamás pisó una escuela: fue educada por institutrices excéntricas que le hacían escribir ensayos sobre las tragedias de Racine y traducir al danés a Walter Scott. Quizá por ello siempre escribió en inglés. De sus peripecias como agricultora en una plantación en Kenya nos queda una bella evocación, "Memorias de África". Mientras luchaba a brazo partido contra la ruina de sus cultivos de café, por las noches se entregaba a la tarea de escribir 'Siete cuentos góticos', que aparecieron en 1934 en Nueva York y Londres después de ser rechazados por varios editores. Cuando se leen estos cuentos, irremediablemente reverberan en la mente 'Las mil y una noches' por las historias que nacen unas dentro de otras y se enmarañan hasta surgir la historia principal. Son relatos en los que irrumpe lo inesperado, en los que hay un gusto por lo grotesco y lo fantástico, una huida del realismo narrativo de la época. Estamos hablando de los años treinta. Para Dinesen contar era subyugar, evitar el hastío por cualquier medio. Por eso sus cuentos pueden ser alambicados en ocasiones, pero nunca aburridos.

El gatopardo

Su aparición, a finales de los años cincuenta, marca un hito en la literatura italiana. Desde entonces no se ha publicado nada en el país transalpino que lo iguale en sutileza, finura y poder de evocación. Las editoriales Mondadori y Einaudi, con miopía supina, rechazaron el manuscrito, que vio la luz gracias a la editorial Giangiacomo Feltrinelli. Su autor, Giussepe Tomasi de Lampedusa se inspiró en un antepasado del siglo XIX para escribir su magna obra. El germen de la ficción se halla en un bisabuelo, Giulio Maria Fabrizio, un distinguido matemático y astrónomo que murió de tifus y que se halla enterrado en Palermo, en una tumba muy cercana a la del escritor. 'El Gatopardo' contiene una de las frases que han pasado al acervo retórico, aunque muchas veces se reproduce mal. "Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie", dice Tancredi al príncipe Fabrizio, Con un lenguaje sensual y elegante, la novela rezuma una inteligencia mordaz y penetrante. Los hechos se desarrollan tras el desembarco de Garibaldi en Sicilia. Don Fabrizio observa los acontecimientos con una mezcla de nostalgia y perspectiva, sabedor de que está asistiendo al fin de la supremacía de la aristocracia y su desplazamiento por una burguesía emergente. Llevada felizmente al cine por Visconti, el empuje de la nueva clase social queda perfectamente con la exuberante Claudia Cardinale.

La Romana

Alberto Moravia quiso con esta novela crear la figura de una mujer "llena de contradicciones y errores y, no obstante, capaz –por su ingenua vitalidad y arranque afectivo– de superar esas contradicciones y de remediar esos errores para alcanzar un clarividencia y un equilibrio que les son negados a los más inteligentes". Novela cumbre del neorrealismo italiano, la obra narra la historia de Adriana, una muchacha sencilla en la Roma de Mussolini. Al principio trabaja posando desnuda como modelo para un pintor y acaba convirtiéndose al final en prostituta. El relato combina la reflexión de la protagonista con episodios melodramáticos, como los robos que la prostituta comete no por codicia o necesidad, sino para persuadirse a sí misma de su deterioro moral. Todo ello trascurre en país mezquino, pobre y reprimido, de movimientos clandestinos y oscuras oficinas públicas donde los ciudadanos, al entrar, deben alzar el brazo haciendo el saludo imperial. Lo mejor del libro es la galería de personaje que desfilan por sus páginas, que, gracias a la pericia de Moravia en los retratos psicológicos, impresionan y convencen al lector.

El cuaderno dorado

Novela ambiciosa como pocas, se convirtió en símbolo de una época. No en vano, las feministas la adoptaron como libro de cabecera. Es una obra ambiciosa, que trata asuntos tan dispares como el psicoanálisis y el estalinismo, la experiencia sexual, la guerra de sexos, la situación colonial y el racismo. Doris Lessing no quiso tanto escribir un prontuario de la enajenación de la mujer en la sociedad contemporánea, como escudriñar las ilusiones perdidas de una generación que, imbuida de la doctrina marxista, soñó con cambiar el mundo. Se puede decir que el asunto central del libro es el fracaso de las utopías que abrigan los intelectuales. Publicada en 1962, 'El cuaderno dorado' se adelantó a su época al plasmar los desengaños sociales y políticos. Uno de los ataques que se hizo a la novela en su día era que los personajes masculinos fueran todos deleznables. Pero con los femeninos tampoco el lector puede simpatizar. Ni siquiera Anna, con sus actitudes ásperas y su rigidez dogmática, es fácil de querer. En 2007 Doris Lessing recibió el Premio Nobel de Literatura por su "capacidad para transmitir la épica de la experiencia femenina y narrar la división de la civilización con escepticismo, pasión y fuerza visionaria".