Kurmanbek Bakiyev, presidente despuesto de Kirguistán. / Ap
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El depuesto presidente de Kirguistán pide a la ONU que envíe a los cascos azules

Bakiyev amenaza con un derramamiento de sangre en caso de que se emprenda contra él una operación armada

TEYYIT Actualizado: Guardar
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El depuesto presidente de Kirguistán, Kurmanbek Bakiyev, ha pedido a Naciones Unidas que envíe cascos azules a su país tras la revuelta política que la pasada semana le desalojó del poder y le obligó a huir de la capital. Bakiyev, que ha hecho este anuncio desde la ciudad de Teyyit (sur), también ha exigido una comisión independiente auspiciada por la ONU para la investigación de los sucesos ocurridos el 7 de marzo, cuando se produjo un tiroteo entre manifestantes opositores y Policía que dejó un saldo de 87 muertos.

Respecto a esto último, el hermano del ex presidente, Dzhanibek Bakiyev, antiguo jefe de Seguridad Personal, afirmó ayer que fue él y no el mandatario exiliado quien ordenó disparar contra la multitud de manifestantes, provocando la muerte de 81 personas. Horas antes, el presidente kirguís había rechazado su responsabilidad en el caso y solicitaba una comisión de investigación internacional. "Yo di la orden de disparar a los que tenían armas", señaló Dzhanibek Bakiyev en una entrevista a la agencia de noticias rusa RIA Novosti. "Ordené por radio que si alguien se aproximaba armado, abrieran fuego en su contra", aseguró.

Aumenta la tensión

Mientras tanto, la tensión en la ex república soviética sigue aumentando, con cruce de amenazas entre Bakiyev y el 'número dos' del Gobierno provisional del país, Almaz Atambayev. Este último ha asegurado que pondrán en marcha una "operación especial" contra el presidente depuesto del país que, según ha dado a entender podría implicar violencia. El depuesto mandatario "se está escondiendo tras escudos humanos... Esperemos poder llevar a cabo (la operación especial) sin que haya muertes de civiles", ha apuntado Atambayev.

Bakiyev, que fue derrocado tras una revuelta política liderada por Rosa Otunbayeva, líder de facto del Ejecutivo provisional y antigua ministra de Asuntos Exteriores, huyó de la capital y se refugió en la ciudad de Teyyit, desde donde ya ha respondido a las declaraciones de Atambayev afirmando que en caso de que se emprenda una operación armada contra él ésta acabaría "en derramamiento de sangre".

"Dejad que intenten capturarme, dejad que intenten matarme. Eso provocaría un derramiento de sangre tan grande que no habría nadie capaz de justicarlo", ha asegurado en una declaración pública ante miles de seguidores.