Madrid Fashion Week

Los valientes estrenan Cibeles

Diez jóvenes diseñadores presentan sus propuestas para otoño-invierno en El Ego

MADRID Actualizado: Guardar
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Colecciones antagónicas, funcionales unas y sofisticadas otras pero todas valientes, han abierto hoy la primera jornada de Cibeles Madrid Fashion Week, con la única presencia de los creadores de El Ego. La gallega Sara Coleman, repetidora este año en la semana de la moda española, ha abierto la pasarela en la Sala Lancia con prendas para el próximo otoño-invierno en las que conviven el patronaje funcional con el experimental.

De ahí surgen sus tejidos sin costuras y tiras de lana modeladas sobre la figura para conformar laberintos de agujeros tridimensionales llenos de volumen y fuerza. Faldas, vestidos y pantalones en fieltros y crepes de tonos violeta, negro y verde agua se combinan con su prenda "fetiche", la realizada con tiras de lana, de una de las cuales "tiró" una modelo para arrastrar a sus compañeras y a la propia Coleman sobre la pasarela.

Frente a la funcionalidad de Coleman, Beba's Closet no ha desaprovechado su estreno en Cibeles para mostrar una colección -'Carte de tendre'- integrada por veinte piezas únicas que incorporan detalles antiguos recuperados. Otras, como sus vestidos, son series limitadas, con bordados artesanales creados a partir de tejidos "vintages", muy propios para asistir a exquisitos actos, en los que su creadora demuestra su pasión por el espíritu de la alta costura.

De la moda unisex a la sobriedad

Para la mallorquina Cati Serrà, la moda no tiene sexo, es unisex, por lo que la mayoría de sus prendas se adaptan perfectamente tanto al hombre como a la mujer, como sus jerseys de gruesa lana. Estampados florales adelantan la primavera en monos, pantalones y vestidos, aunque otros materiales como la piel también tienen cabida en cazadoras y leggins con cortes asimétricos y regresa la pinza a los pantalones de cintura alta.

Muy enlutada y sobria apareció sobre la pasarela la colección de Georgina Ordinas, también mallorquina y de la misma escuela que la anterior, con prendas de volúmenes geométricos y líneas puras. El negro como color único domina todas las piezas, las grandes hombreras se adueñan de las americanas y llegan para quedarse, al igual que con la anterior creadora, las pinzas en pantalones y faldas.

En la sesión vespertina ha vuelto a verse extravagancia y sobriedad, color y oscuridad, sofisticación y pragmatismo. Anjara optaba por prendas asimétricas para una mujer segura de sí misma que ansía la comodidad: largas rebecas, abrigos, leggins, chaquetas, chalecos, faldas de talle alto, algunas minifaldas y todo tipo de mangas en materiales puros como son el algodón, la lana, la seda y el cachemir.

Solitas se ha atrevido con una explosión de colores y estampados sólo rota por la sobriedad de las gabardinas. Vestidos, camisolas de manga larga, batas, monos y leggins llenos de flores, animales y dibujos que parecen salidos de un universo onírico e estampados en licra, chifón y satén. Sus siluetas son femeninas y recatadas, llamativas pero relajadas, con graciosas superposiciones que añaden movimiento a las prendas, volantes y degradados. La anécdota del día se produjo en este desfile, cuando dos modelos decidieron quitarse los tacones de plataforma en mitad de la pasarela. No debían de resultar muy cómodos, ya que el resto de compañeras hicieron lo propio en el carrusel final.

Extravagancia provocadora

La extravagancia ha inundado la pasarela con la colección de Isabel Mastache para hombre, una apuesta provocadora y muy arriesgada, con reminiscencias étnicas indias y centroeuropeas, que ha conseguido arrancar sonrisas y aplausos en la pasarela. A partir de antiguas mantas de lana estampadas, mohair, algodón, saris y tergales -y muchos guantes-, la diseñadora gallega ha creado trajes y chaquetas de formas imposibles, con estratos desiguales y superpuestos, que en ocasiones recordaban a dinosaurios y astronautas.

La colección de Carlos Doblas, para hombre y mujer, se apoya en el contraste: plástico frente a lanas elásticas y pelo artificial, pantalones pitillo y campanas, transparencias impermeables y densos abrigos, faldas asimétricas que son mini y de largo cóctel a la vez. El negro y el color carne aportan sobriedad a figuras entalladas, pero también hay lugar para estridentes verdes, amarillos, azules y naranjas. La camisa blanca, una prenda imprescindible, como lo es el chaleco, la falda de talle alto, el vestido y el abrigo.

Maya Hansen, que junto a American Pérez cerraba la jornada, ha intentado mezclar la delicadeza del corsé con la estridencia del heavy metal en prendas sofisticadas. Las tachuelas, los parches de calaveras, el glitter y la polipiel, típicos de ese contexto musical, decoran vestidos voluptuosos concebidos para ser de alta costura.

American Pé ha apostado con su cálida colección por una mujer "femenina y pura", que vuelve a la alegría y la libertad de la adolescencia. Inspiradas en el campo de la América profunda y en Twin Peaks, las siluetas inocentes beben del 'new look' de los años 50 pero son muy cortas y se combinan con líneas masculinas más anchas para no caer en lo naíf.