CRISIS DEL CORONAVIRUS

«¡No hay que perder la esperanza, mi madre con 92 años se ha curado!»

La hija de una anciana de la residencia de Alcalá del Valle recibe con «una enorme alegría» la mejor noticia que le podían dar: Antonia ha dado negativo

Imagen de archivo del traslado de los mayores de Alcalá a la residencia de La Línea. SERGIO RODRÍGUEZ

María Almagro

Cuando este lunes en torno al mediodía Toñi descolgó el teléfono lo volvió a hacer nerviosa. Con todos sus sentidos puestos en esa llamada. Su madre, Antonia, de 92 años, a la que no puede ver desde el 11 de marzo, es una de las residentes del centro de Alcalá del Valle atacado de manera cruel por el espantoso virus que ha paralizado el mundo entero. Y esta vez, tras interminables días «de horror, de miedo, de incertidumbre, de no saber qué hacer», la noticia era la mejor que le podían dar. «¡Sí, mi madre ha ganado, mi madre ha dado negativo!», nos cuenta con emoción «mucho más tranquila» después de que su madre haya superado la enfermedad. El positivo es pasado. Por fin, se fue.

«Pues te puedes imaginar… ha sido una alegría enorme». La misma satisfacción, casi indescriptible en palabras, que han tenido los familiares de 21 residentes más de este centro que fueron trasladados urgentemente a La Línea y que, tras realizarles las pruebas, han vencido también al maldito 'bicho'.

Y no lo tenía nada fácil. Estaba rodeada. Este centro de mayores ha sido uno de los puntos más críticos de la pandemia en la provincia de Cádiz con casi todos sus residentes y trabajadores afectados y, por desgracia, con la triste pérdida de vidas en unas semanas llenas de tensión y angustia para todos.

Toñi y el resto de familiares lo han padecido muy de cerca. «Ha sido terrible. Hemos pasado momentos muy duros, estaba asustadísima y mi madre lo único que quería era verme. Y no podía. Lo peor era no poder tener contacto con ellos, para hablarles, tranquilizarles y ver cómo estaban, pero, claro, no había que ponerlos encima en mayor peligro, ni tampoco ponernos nosotros».

Sin embargo parece que les ha llegado un respiro. Todos los días reciben por la mañana un parte médico y por la tarde pueden hablar con ellos por llamada o videollamada. « Mi madre nos mira, nos saluda y tira besos . Ella está bien. Está muy bien atendida». «Yo soy de las que creo que había que sacarles del otro centro. Estaba todo infectado y era mejor sacarlos de allí. Nos han dicho que no volverán hasta que no estén todos curados y la residencia completamente limpia para que no vuelva a pasar».

Ahora en La Línea, donde al llegar dieron a todos los residentes ropa nueva, pijamas y hasta sillas de ruedas, les atienden un equipo de sanitarios y cuidadores que, como ocurre en todos estos lugares, están expuestos en primera línea al riesgo. «Uf… son estupendos… cada día cuando se ponen les doy las gracias mil veces , los admiro muchísimo, tienen que tener una gran vocación y lo están demostrando. No tengo palabras para ellos…», se emociona.

Toñi y su hermana cuentan las horas para poder abrazar de nuevo y sin miedo a su madre. «Cuando todo esto pase nos daremos cuenta de lo que ha sido y diremos ‘¡Dios mío!». Pero, de momento, tendrán que esperar un poco. Eso sí, lo harán con más calma, sabiendo que «todo va mejor». «Ya queda menos».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación