TRIBUNALES

El gerente del Oh Palace! asesinado, ¿ángel o demonio?

Los testigos del juicio que se sigue por su muerte dan dos versiones opuestas sobre él: del hombre «normal» al «psicótico que contrataba sicarios»

El coche blanco en el que se encontró el cuerpo calcinado de la víctima.

MARÍA ALMAGRO

Dos personalidades diametralmente opuestas han dibujado los testigos del juicio por el crimen del Oh Palace! acerca de la víctima, Ángel Federico Rodríguez, el que fuera gerente de este club de alterne de El Puerto y que murió a consecuencia de un disparo en la cabeza en febrero de 2015. En el banquillo se sientan los acusados de este homicidio. El presunto autor material del disparo, A. P., para el que el fiscal solicita 18 años de cárcel, y dos amigos suyos, que han sido procesados por supuesto encubrimiento.

En este segunda sesión del juicio con jurado se pudo escuchar a algunos testigos. También a la pareja del máximo implicado que supuestamente fue la encargada de deshacerse del arma homicida. Según declaró ella solo supo que le dieron la pistola para que la tirara pero no qué había ocurrido. El arma nunca se llegó a encontrar.

A partir de su relato, el resto de testimonios se centraron por las preguntas de las partes en analizar la personalidad del fallecido . Hay que recordar que los acusados mantienen que Ángel Federico les tenía amenazados con encargar que les dieran palizas si no hacían lo que él quería, que era un «extorsionador» y que tenía problemas psicológicos, lo que le llevó a estar varias veces ingresado.

Sin embargo, los dos primeros testigos, la que fuera su pareja en el momento de los hechos, y su hermano , no apoyaron esta tesis. En primer lugar el hermano aseguró que aunque su relación con él «era mínima», nunca presenció ninguna amenaza aunque sí supo que tenía «desaveniencias» con sus socios.

Su novia que llevaba dos años con él habló de una «persona normal», «cariñosa», «sobreprotectora», que nunca había tenido ningún gesto violento con ella. Contó que el día que desapareció le vio salir con el coche. «Me dijo que iba a solucionar unos asuntos a El Puerto». Tras no saber de él en varias horas decidió presentar la denuncia de su desaparición al día siguiente por la tarde. Le extrañó que no le llamara porque «siempre lo hacía si se retrasaba». «Pasó mucho tiempo y tenía el teléfono apagado». Sí se comunicó con uno de los acusados que le dijo que no sabía de su paradero.

Aunque en un principio negó ante el tribunal que conociera que su pareja tenía problemas psiquiátricos, a pregunta de la defensa de A. P., dijo no recordarlo exactamente cuando se le cuestionó ese asunto porque había estado junto a él en la Clínica López Ibor de Madrid y también porque declaró ante la Policía cuando denunció la desaparición que sufría de problemas psíquicos. Tampoco conocía que se dedicaba a regentar clubes de alterne («eran hoteles donde se alquilaban habitaciones»), ni que seguía casado con una anterior relación.

«Puso una pistola sobre la mesa»

Muy diferente a este testimonio fue el ofrecido por un empleado del Oh,Palace!. Según aseguró había trabajado con Ángel 15 años. Lo calificó de «bipolar» . «Te lo daba todo pero de repente te lo quitaba», afirmó. Según explicó su relación con él era similar a la que tuvieron los acusados. Este trabajador contó que la situación fue a peor cuando al gerente le cerraron todos los prostíbulos tras una operación policial de Extranjería. «Perdió la cabeza», aseguró. «En varias reuniones llegó a poner una pistola sobre la mesa».

«Llegó a pagar a un sicario para que me partiera las piernas», dijo un empleado del gerente fallecido

Este testigo no mostró duda alguna. «Las amenazas eran reales». Como relató a preguntas de la defensa, en uno de sus enfados Ángel «llegó a pagar a un sicario para que me partiera las piernas». Sin embargo no ocurrió porque el acusado y socio del gerente le avisó y se escayoló para que no le pegaran. Según declaró, el que fuera propietario del Oh, Palace! tenía relación con varios «matones» y se jactaba de ello. También aseguró que era un «confidente» habitual de la Policía y con ello «se quitaba de en medio otros clubes». «A mí me llegó a mandar a Madrid para que denunciara a otros», afirmó.

Pero a pesar de todos estos encontronazos y amenazas no denunciaron lo que ocurría hasta 2013. Según aseguró por miedo y por no perder el trabajo.

En esta línea también declaró el que fuera su asesor fiscal . Aunque no llegó a amenazarle aseguró que sí le profería habitualmente insultos y lo infravaloraba. «Fui un perjudicado desde el primer día que lo conocí».

La personalidad y cómo derivó su comportamiento es una de las piezas claves de este juicio tras la declaración de los inculpados. La vista continuará este jueves con la declaración de más testigos y se extenderá hasta el próximo martes cuando se entregue el objeto del veredicto al jurado.

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