Cádiz, hasta la bandera en agosto

Cuando finaliza el mes julio, agosto suele estar vendido. Esto es ya una rutina para los hoteleros de la costa gaditana. No lo es tanto para los directivos de alojamientos de ciudad como Jerez o el resto de la provincia (Sierra y Campo de Gibraltar), quienes aguardan a que se complete la primera línea de playa para vender sus habitaciones a buen precio.

Hasta ahora, según el comportamiento de las reservas observadas por la patronal hostelera de la provincia de Cádiz Horeca, la primera quincena de julio no ha sido tan buena como se esperaba, con una caída de seis puntos respecto al mismo periodo del año anterior (pasando de una ocupación real en los primeros quince días de julio de 2016 del 86,3% a un 80% en estos primeros días del presente mes).

Pero esta caída en la ocupación se relativiza si se tienen en cuenta las causas, analizando cada uno de los casos. Especialmente, en ciudades como Cádiz capital, Algeciras y El Puerto de Santa María se viven situaciones especiales que merecen una explicación aparte.

El de El Puerto de Santa María es el más complejo de explicar, pero se podría resumir en el abandono que vive la ciudad desde hace y del que intenta salir el equipo de gobierno actual, sin mucho éxito por ahora. Las calles en obras, menudeo de droga, una circulación caótica, escasa oferta de ocio, un planta hotelera pequeña y antigua, muchos pisos en alquiler sin declarar... Todo lleva a una pérdida de interés del turista por un destino que fue primera opción para madrileños y sevillanos hasta finales de los años noventa. La media de la estadística de la patronal la baja especialmente Algeciras.

En este caso, este descenso se explica por unas reformas en las habitaciones y un cambio en la gestión del hotel de mayor tamaño de la localidad, el Reina Cristina, que ha repercutido en la media presentada por Horeca esta semana pasada. Respeto a Cádiz capital, se mantiene el descontento que ya mostraron algunos hoteleros a LAVOZ con la gestión del ocio, de las luces del Paseo; a la ausencia total de ambiente en la zona de playa, causa a la que achacan los pequeños alojamientos para encontrar mayores dificultades a la hora de vender este destino.

A estas alturas del verano, la ocupación va por zonas en la provincia, con diferencias más acusadas que en otras temporadas altas por circunstancias, en muchos casos, ajenas a los flujos de demanda de los viajeros, como se ha explicado anteriormente.

Pero para agosto se prevé que todo mejore. De hecho, en los buscadores en la Red se observa cómo las habitaciones que aún se encuentran libres son reservadas a un ritmo vertiginoso en estos últimos días, hasta el punto de que cuando estas páginas lleguen a las manos del lector se hayan agotado la mayoría de ellas.

Según explica el representante de los hoteleros en Horeca, Stefaan De Clerck, «confiamos en que en los últimos días alcancemos los niveles óptimos de ocupación. Nos preocupa más la temporada baja que está por llegar Agosto está vendido de antemano».