Los escolares gaditanos han comenzado sus vacaciones esta semana
Los escolares gaditanos han comenzado sus vacaciones esta semana
EDUCACIÓN

«Cada vez nos encontramos con más niños con estrés y ansiedad»

La pedagoga Mercedes Pacheco señala que el exceso de tareas a los niños fuera del aula equipara sus jornadas de trabajo a la de los adultos

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Cinco horas de clases, una más de actividades complementarias y hasta otras tres de tareas en casa. Podría parecer la jornada completa de un adulto, pero es el día a día de Álvaro, un niño de diez años. Va al cole por la mañana, vuelve a casa para comer a mediodía y regresa al colegio a las 16:30 para las clases extraescolares. Martes y jueves, inglés; y lunes y miércoles, música. Luego juega una hora al fútbol, que le apasiona. Pero al poner un pie en casa, tiene que lidiar con la tarea más tediosa: hacer los deberes. Aún así, le queda tiempo para marcar en rojo en su calendario una fecha, el 22 de junio, y la frase «vacaciones de verano».

El ansiado parón veraniego de los pequeños llegó esta semana en la mayoría de los centros. Un paréntesis tan necesario para los estudiantes, como perturbador para buena parte de los padres, que se ven obligados a hacer piruetas para que sus hijos estén atendidos mientras ellos trabajan.

«Los escolares deben de tener una vacaciones de ocio y disfrute igual que tienen sus progenitores»

«Vienen muy cansados y lo que necesitan es desconectar, pero la carga de tareas es tanta que apenas tiene tiempo para hacer lo que les gusta. La mayoría de las familias que recibo en mi gabinete apuntan que casi todos los días se encuentran a las once de la noche ayudando a sus hijos a realizar los deberes. Eso no beneficia absolutamente a nadie y menos al niño», asegura Mercedes Pacheco, directora del gabinete psicopedagógico INGENIO, en San Fernando. Es una queja muy habitual en padres con niños a partir de seis años. La cantidad de deberes que los profesores les envían a casa. Niños con siete años que, tras terminar una jornada que comenzó, en el mejor de los casos antes de las 8 de la mañana, se prolonga con más trabajo intelectual a partir de las seis de la tarde.

«Hay una idea equivocada sobre los deberes escolares», asegura Mercedes. Esta experta explica que «atentan contra el tiempo de ocio que pueden y deben disfrutar nuestros hijos». Para Mercedes Pacheco, los deberes son beneficiosos en la medida en que ayudan a «fomentar la disciplina, la organización y la responsabilidad». Pero, advierte, pueden tener también una contrapartida preocupante. «En algunos casos, las tareas provocan problemas de estrés, ansiedad respecto al colegio y baja autoestima si hay dificultades para desarrollarlas».

«Los deberes atentan contra el tiempo de oico que pueden y deben disfrutar nuestros hijos»

Relata que atiende a niños de infantil con 4 o 5 años que no son capaces de llevar el ritmo de las tareas en clase, lo que provoca una acumulación que trasladan a sus hogares. «Este estrés hace que los niños se sientan mal, pero, además, no les deja que hagan lo que tienen que hacer, que es jugar libremente», matiza. «Se pasan la vida memorizando cosas sin enterarse de nada. El sistema educativo debe plantearse qué está fallando ya que nuestros niños trabajan tantas horas y rinden tan mal», afirma.

La evidencia nos dice que poner más deberes en Primaria no necesariamente produce una mejora académica y, a cambio, «se crea una tensión familiar que lleva al final a un desapego hacia todo lo escolar». Además, Pacheco señala que los niños en verano deben de disfrutar, «tienen que ponerse fuertes» para cuando llegue septiembre. «A veces he tenido que consensuar con padres que dejen por lo menos una semana sin tarea a sus hijos», explica.

Según la última encuesta sobre la salud de los niños realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), España es uno de los países en donde hay un mayor porcentaje de niños que se sienten «presionados» por las tareas. El informe apunta que ya desde los 11 años hay un elevado porcentaje de niños (34%) y de niñas (25%) agobiados por el exceso de ejercicios para casa. Ahora, al menos, les aguardan dos meses y medio de vacaciones.

¿Y las actividades extraescolares?

Tres horas de matemáticas, dos de inglés y una de música. O dos de kárate y una de pintura. O tres de baile. Las combinaciones de actividades extraescolares son infinitas. Pero, ¿hasta qué punto es recomendable cargar con más responsabilidades a los niños después de las clases?

«Sinceramente, creo que estas clases no se deben de tener. Es en el colegio donde los niños tienen que hacer la tarea. Las extraescolares debe ser de ocio, salir, jugar, cultivar aficiones», explica Mercedes Pacheco, licenciada en Pedagogía. Si de lo que se trata es de ampliar la jornada con más tareas curriculares, añade, «la estimulación cae y corremos el riesgo de la desmotivación y el aburrimiento».

Hoy los padres quieren hijos bien formados y competitivos, y muchos exigen altos rendimientos sin tener en cuenta si sus hijos pueden o no alcanzar ciertas metas. Para Pacheco esta situación familiar va a provocar en el niño cuando sea adulto «acabe siendo una persona insegura, dependiente, con baja autoestima, con poca emotividad y espontaneidad».

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